Símbolos y signos
Un símbolo desvencijado? ¿Otro? ¿Quién no recuerda el cuadro de Goya en el que aparecen dos tipos arreándose mamporros? Sí, el Duelo a garrotazos. Un mural traspasado a lienzo. De la Quinta del Sordo al Prado. Ante la dificultad y los desperfectos, el restaurador optó por cubrir de tierra las piernas de los personajes. Enterrados y embistiéndose, no podían escapar a su destino y al drama se le añadía más drama. Originariamente, los duelistas luchaban sobre un campo de hierba. Sabiéndolo, hoy la escena pasa de tremendista a tremenda. De una bestialidad atroz, masculina y ancestral, a casi una práctica de pijos de la época. Quizá, no del todo. El vulgo a palos y los caballeros a pistola y con reglas. De feroces combatientes a finos estilistas de la tranca. Aceptemos los matices. Conociendo las correcciones en el cuadro, ¿habrá que ir buscando nuevas metáforas para describir el guerracivilismo español? O, ¿en todo caso, erigir un monumento al autor de la restauración, el señor Martínez Cubells, por su contribución a la riqueza alegórica de la piel de toro? Los intelectuales, en su sabiduría, dirán que todo es materia viva impregnada de símbolos que deben ser interpretados, actualizados, revisados… Así, el cuadro pasa de imagen simbólica a una escena costumbrista. Más o menos.
Francisco de Goya y Lucientes, Don Paco El de Los Toros, Paco Goya; fue un artista duro y hondo, que pintó a codazos y blasfemando. Impiedoso con la corte y la nobleza, con sus retratos los puso ante un espejo cruel. Un grande entre los grandes. Pero tierno con la duquesa a la que pintó avanzándose a la moda de la depilación integral. Picasso, otro íbero con redaños, quiso dar la réplica a Goya y pintar a su descendiente la duquesa contemporánea. Imponderables: seguro que ni por ella ni por él se iría al traste el asunto. Una pena para el arte, la historia y las señales ibéricas.
Deberíamos tratar con más cuidado nuestros símbolos, nos van quedando pocos. Respetarlos es respetarnos a nosotros mismos. Y ni a una sociedad ni a una persona le favorece quedarse a la intemperie emocional. O referencial. O cultural. Cuando no poseemos las cosas usamos símbolos y signos. Y a veces signos de signos. A un país, y también a un hombre, siempre se le reconocerá por sus señales culturales, por su historia. Por su llama y por su pasión. Y por sus símbolos e instituciones.