La sequía de invierno alerta a los bomberos
Tras 60 días sin lluvias, el estrés hídrico de los bosques catalanes, poco habitual en esta época del año, dispara el riesgo de incendios
Los bomberos miran con preocupación las previsiones meteorológicas a medio plazo, con modelos que pronostican que la sequía de los dos últimos meses en Catalunya seguirá hasta primavera, con temperaturas además más cálidas de lo habitual. Después de dos meses sin apenas lluvias, el elevado riesgo de incendio amenaza varias zonas del país en un mapa poco habitual en esta época del año. El temor de los bomberos ha quedado constatado tras el incendio de Albinyana (Baix Penedès), extinguido ayer tras calcinar 14 hectáreas de masa forestal, pero que pudo haber calcinado 200 hectáreas de bosque.
Ante el “elevado riesgo de incendio forestal” de un invierno recién inaugurado, la dirección general de Prevenció, Extinció d’Incendis i Salvaments hizo ayer un llamamiento a “extremar las precauciones”. La situación, que
El jefe de los GRAF advierte que el cambio climático obligará a replantear las campañas de incendios
se produjo de forma similar en el invierno del 2012, con los grandes incendios del Pirineo de Lleida, preocupa a los responsables de diseñar las campañas de prevención y extinción de incendios. La meteorología, con el cambio climático, podría obligar a modificar la política desplegada hasta ahora para hacer frente a los grandes incendios forestales.
Se trata de una situación que amenaza con repetirse en los pró- ximos inviernos, con menos lluvias y menos frío. “Lo que es evidente es que el país basa su análisis de campaña de incendios en la realidad de los años 70 y 80, y el cambio climático está poniendo encima de la mesa otra realidad, esto no puede aguantar muchos más años así; la segunda o tercera campaña de invierno que se haga grande, el país deberá hacer políticamente una reflexión: cambiar el razonamiento de la campaña de verano a tener un riesgo de incendio todo el año; se debería repensar y rediseñar”, advierte Marc Castellnou, jefe de los GRAF en Catalunya.
En el caso de producirse ahora un gran incendio forestal, en pleno invierno, la situación no sería fácil. “Nos faltarían recursos terrestres y aéreos y se debería decretar una campaña excepcional de invierno, y si esto no fuera posible, pedir ayuda a otros cuerpos de bomberos, aragoneses, valencianos o franceses”, advierte Castellnou. La diferencia entre invierno y verano es de entre 800 y 900 personas sobre un total de 2.500 profesionales y 2.000 voluntarios. “Casi es un 20% de la plantilla”, añade.
Los expertos en extinción y prevención de incendios hace tiempo que trabajan ante nuevos escenarios derivados del cambio climático. “Como país, nos hemos de plantear la situación, otra cosa es que cerremos los ojos y que digamos ‘ya reaccionaremos cuando pase’, cuando se quemen 10.000 hectáreas un mes de enero; como cuerpo de bomberos hemos de ser previsores, no esperar a que pase”, sostiene Castellnou.