La guerra familiar de Madonna
El hijo de la cantante y Guy Ritchie dice que quiere vivir en Londres con su padre
Ser hijo de una celebridad como Madonna tiene desde luego sus ventajas, pero también inconvenientes. Si te peleas con tu madre y quieres vivir una temporada con tu padre, como es por ejemplo el caso de Rocco, el asunto se convierte en una crisis internacional que envuelve a abogados en Londres y Nueva York, compite por la atención de los medios informativos con el drama de la inmigración y la guerra civil de Siria, y es la obsesión de las redes sociales. Las posibilidades de permanecer en el anonimato son nulas.
Más todavía si tus progenitores libran la guerra de la custodia a través de Instagram, como si el vere- dicto correspondiera a la opinión pública en vez de a un juez de derecho matrimonial. Y si a tu madre, actriz y cantante considerada todavía a los 57 años la reina del pop, le da por ponerse sentimental y colgar sin tu permiso fotos tuyas con unos calzoncillos color naranja o disfrazado de niña con una larga melena rubia cuando lo que quieres es pasar por cool, en un santiamén han visto esas imágenes cinco millones de personas.
Las fotos no ayudaron precisamente , pero dicen los “amigos de la familia” que la pelea entre Rocco y Madonna tiene sus raíces en la típica rebelión adolescente, y en la difícil convivencia durante la última gira de Madonna por Estados Unidos y Canadá, a la que le acompañó su hijo trabajando entre bas- tidores porque se negó a salir al escenario. Una vez concluida se fue a Londres a pasar una temporada con su padre, el director de cine inglés Guy Ritchie, que se casó hace seis meses con la modelo Jacqui Ainsley, con la que tiene tres hijos (Raphael de cuatro años, Rivka de tres, y Levi de dos).
Madonna reclama a Rocco, pero el pasaporte de este se encuentra confiscado en un despacho de abogados de la capital británica mientras el caso se dilucida en los tribunales. Una juez de Manhattan, a instancias de la cantante, dictaminó esta Navidad que si el chaval quiere trasladarse a Londres, primero tenía que viajar a Nueva York para resolver los trámites escolares e informar cara a cara a su madre de la decisión. Pero Ritchie teme que ella haría todo lo posible para retenerlo en Estados Unidos.
Guerra en los tribunales, y paralelamente en las redes sociales, donde Jacqui y Guy han felicitado las Navidades con una foto de armonía familiar en la que aparecen tan felices y contentos el día de su boda el pasado mes de julio, con los tres hijos que tienen en común y con los dos de Madonna y Ritchie (Rocco, de 15 años, y su hermano adoptado David, de 10). A la artista, según se ha podido saber, no le ha caído nada bien en vista de las circunstancias.
Madonna y Ritchie estuvieron casados ocho años, y según los términos del divorcio ella tiene la custodia de los hijos. Pero Eric Buckley, el abogado del realizador cinematográfico, ha dicho que el adolescente ha dejado bien claro que quiere vivir ahora con su padre. Y aunque una juez norteamericana haya ordenado su regreso, no está claro qué jurisdicción tiene competencia primaria en el asunto, si la británica o la de Estados Unidos, una cuestión legal que puede tardar bastante tiempo en dilucidarse.
Madonna ha declarado que se sentía “encarcelada” durante su matrimonio con Ritchie, y Ritchie ha atribuido el fracaso de la relación al carácter obsesivo de su ex, en especial en lo que se refiere al gimnasio, el yoga, la dieta y su compromiso religioso y místico con la cábala. Hay disputas que se suavizan con el paso de los años, cuando se olvidan los motivos de discordia. Pero no parece el caso, y menos aún con Rocco de por medio.
La reina del pop y el director de cine británico libran una doble batalla, legal y en las redes sociales