Confusión de sentimientos
La cadena ARTE nos sigue proponiendo programas singulares que ahora ya podemos ver en directo en su página web, que funcionan como un espejo reflexivo sobre el presente y el futuro de nuestras sociedades. Como ejemplo de ello, el día de Reyes ARTE ha estrenado el documental Stefan Zweig, historia de un europeo, en el que se interroga sobre los motivos del inesperado suicidio del escritor vienés, junto con su esposa Lotte, el 22 de febrero de 1942 en la localidad brasileña de Petrópolis, donde la pareja se había exiliado. A partir de esta noticia inicial, el documental dirigido por Jean-Pierre Devillier y François Busnel indaga en los sucesivos estados de ánimo de Zweig a lo largo de su vida, partiendo de su entusiasmo en el círculo cultural vienés, el éxito progresivo de su literatura, su deseo de viaje, el descubrimiento de Freud y de otros referentes y, finalmente, su profundo pesimismo por la ruptura de Europa y su exilio como consecuencia de la emergencia del nazismo. Se trata por tanto de un retrato indirecto de una doble pérdida individual y colectiva: la de la amistad, ejemplificada en la diáspora progresiva de sus referentes contemporáneos, pero también la desaparición de una idea de Europa, de una posibilidad de cosmopolitismo y de intercambio de conocimientos que Zweig siente como decididamente truncada.
Uno de los momentos más interesantes del documental se centra en la correspondencia entre Zweig y Joseph Roth, dos judíos errantes que se intercambian en sus cartas la constatación del fin de una época, pero también de la necesidad de no renunciar a la literatura, de resistir desde la escritura y la soledad. Hasta que la tragedia del fin se acaba imponiendo.
Uno de los aspectos clave de la programación de una cadena cultural es ensanchar el punto de vista de los espectadores, y ser sensibles a problemas europeos que van más allá de la percepción nacional. La necesidad de una programación de esta ambición es la que termina dando un perfil innovador, porque supone entender como propios los problemas de los demás, planteados en algunos casos como dramas individuales que resuenan como hechos colectivos. Seguir, en este caso, la evolución interior del autor de Carta de una
desconocida o de Confusión de sentimientos, desde el entusiasmo hasta el suicidio, supone entender la pérdida como europeos de un núcleo cultural como el que supuso la Viena de la primera parte del siglo XX. Pero también nos hace entender el desconcierto, el pesimismo atroz, la sensación de final absoluto de una época atacada por las fuerzas de la oscuridad.
La visión del documental nos hace sentir que a pesar de la fotografía de Zweig y Lotte muertos abrazados en la cama, con la que concluye, su legado no ha desaparecido gracias a su literatura, ahora más viva que nunca. El caso ejemplar de Stefan Zweig demuestra que una obra, una idea y un sentimiento no acaban nunca de morir si los lectores y los espectadores la sostienen a lo largo del tiempo, como forma de transmisión. Y si la televisión nos permite recordarlo, como ha sido en este caso.
Uno de los aspectos clave de la programación de una cadena cultural es ensanchar el punto de vista de los espectadores