La Vanguardia

Uno de los grandes

EUGÈNE DODEIGNE (1923-2015) Escultor francobelg­a

- ÓSCAR CABALLERO

El Norte ha perdido a uno de sus últimos gigantes”, lo despidió Martine Aubry, alcaldesa de Lille. Eugène Dodeigne, fallecido cerca de Bondues, a quince kilómetros de Lille, a sus 92 años, era uno de tantos belgas que alimentan la cultura francesa y a los que suele identifica­r una terca discreción. Por eso, este escultor del que desde 1999 luce un Force et tendresse (fuerza y ternura) en los parisinos jardines de las Tullerías y cuya obra está en museos y coleccione­s de Europa y Estados Unidos, es más conocido por artistas y galeristas que por el público.

Harry Bellet, el crítico de Le Monde, que le trató bien, describe a un hombre acogedor y simpático, capaz de enhebrar un discurso sobre alguno de sus pintores amigos, pero a quien era difícil arrancarle una frase sobre su trabajo. Sólo accedía a enseñar sus dibujos, como aquellos bocetos de bailarines del Ballet du Nord que considerab­a casi como un pasatiempo, el testimonio de un invierno frío que le obligaba a refugiarse en un interior caldeado.

Porque su obra fundamenta­l, las esculturas monumental­es, la realizaba al aire libre. Y provocaba escalofrío­s en el eventual testigo. “Trabajaba la dura piedra de Soignies con una peligrosa radial con diamante, que sin embargo manejaba como si fuera una espátula. O sea –escribió Bellet–, uno de los últimos grandes escultores que se atrevía con la talla directa, con útiles capaces de mutilarlo a la menor distracció­n”.

De casta le venía: nacido cerca de Lieja, su padre, escultor de monumentos funerarios, lo inició en el oficio a sus trece años. Estudia luego dibujo en Tourcoing, en el norte de Francia, y es recibido con honores en el concurso de admisión de Bellas Artes de París. Allí, en el taller de Marcel Grimond, dice haber “sufrido una revelación”.

Se casa, viaja por Francia, se establece un tiempo en Vézelay, esculpe madera y en 1955, dos años después de haber tenido su primera exposición en Lille, opta por la célebre piedra gris azulada de Soignies. Sin exclusivid­ad: también esculpirá la de Massan- gis, el mármol de Carrara y la lava de Auvernia. Aquella exposición, en Lille y en una galería mítica, le permite encontrar a sus primeros coleccioni­stas. Como Jean Masurel, de cuyas coleccione­s nacerá el museo de Villeneuve-d’Ascq. Los entendidos, que lo comparan con Brancusi, Germaine Richier, Giacometti, califican a Dodeigne como “uno de los mayores escultores del siglo XX”.

Apoyado por galeristas como Claude Bernard, en París, y con

Era uno de los últimos escultores que se atrevía con la talla directa de obras gigantes al aire libre

obra en distintos museos (Amberes; Utrecht y el Kröller-Müler de Otterlo, en Holanda; Grenoble...), con una memorable exposición en el Museo Rodin en 1988 y académico de Bellas Artes de Francia desde 1999, Dodeigne es sin embargo poco y mal conocido. Un ejemplo: su pintura, importante, sólo fue expuesta en el 2013, por primera vez y en un pequeño museo del norte.

 ?? PATRICK DELECROIX / EFE ??
PATRICK DELECROIX / EFE

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain