La chica de la fregona
Joy Director: David O. Russell Intérpretes: Jennifer Lawrence, Robert De Niro, Bradley Cooper, Isabella Rossellini Producción: EE.UU., 2015. Duración: 124 minutos. Drama
Si la escoba tuvo, de la mano de Walt Disney y Mickey Mouse, su gran momento cinematográfico en Fantasía, la filmografía de la fregona tiene su indiscutible hito en El vengador tóxico, la gran perla del cine de superhéroes psicotrónico fabricada en la joyería Troma. Con la llegada de Joy, la fregona sube de categoría y ya juega en la gran liga del cine mainstream. Su heroína, vagamente inspirada en un personaje verídico, es una chica soñadora, de caótica vida familiar (madre divorciada, sigue viviendo con su ex marido y su padre también divorciado, su madre adicta a las teleseries, su abuela, etcétera), que un buen día, gracias a un programa de televenta, consigue que un prototipo de fregona de su invención sea un éxito, primer peldaño en una carrera de empresaria próspera.
Entre la comedia satírica y el melodrama, Joy plantea temas clásicos como la consumación del sueño americano, la distancia corta que separa el triunfo del fracaso, el matriarcado, los excesos del capitalismo o la gloria mediática a través de un personaje que se adecúa a nuestro tiempo: la mujer emprendedora y tenaz, que Jennifer Lawrence, en su tercer trabajo a la órdenes de David O. Russell (por el primero, El lado bueno de las cosas, obtuvo el Oscar a la mejor interpretación femenina), aborda como una suerte de Barbara Stanwyck del siglo XXI sin alcanzar a transmitir ni intensidad ni fulgor, aunque ande sobrada de chulería en los momentos en que se enfrenta a los todopoderosos del dólar o cuando anda segura y desafiante por la calle con sus gafas de sol. Aunque impera la corrección, en ninguno de sus apartados va Joy más allá de lo superficial, tan superficial como las composiciones de Robert De Niro (la caricatura de sí mismo), Isabella Rossellini (exagerada en su rol de viuda antipática) o Virginia Madsen (que no despega su vista de la caja tonta); en cambio, Bradley Cooper (creíble como encorbatado titán del canal de televenta) y, sobre todo, la veterana Diane Ladd (la lúcida abuela) están francamente bien.