La Vanguardia

Cuando el derbi se mama

Trece de los hombres que jugaron en el Camp Nou se han formado ante su eterno rival

- RAMÓN ÁLVAREZ Barcelona

Temporada 2003-2004. Con sólo 16 años, Messi ha dado en una sola campaña el salto desde el Juvenil B blaugrana al Barça B, pasando por el Juvenil A y el extinto Barça C. La campaña se acaba y la plantilla a la que el argentino había acompañado todo un año como cadete –sus amigos– afronta un derbi decisivo. Leo pide regresar por un día con sus compañeros y Quique Álvarez Costas, entrenador de aquel filial, no pone ningún impediment­o al requerimie­nto del jugador, como tampoco hace el técnico del juvenil B, Guillermo Hoyos. Messi se convierte en una pieza clave en la victoria de aquel derbi: 1-3 en Sant Adrià con un tanto suyo. Fue el último miniderbi del argentino, para quien el destino tenía preparada otra sorpresa: debutar con el primer equipo la siguiente campaña precisamen­te en un Espanyol-Barça que también acabó con victoria visitante.

La apuesta por la cantera de blaugranas y españolist­as ha hecho que desde hace décadas unos jueguen el derbi y otros lo hayan mamado desde sus inicios futbolísti­cos. Esa intensidad y máxima rivalidad con la que vienen disputándo­se los derbis en el fútbol base, donde la competitiv­idad que no existe en la élite alimenta aún más la tensión, es la que arrastran muchos de los jugadores que llegan a disputar el derbi de los mayores. El miércoles, 13 de los 27 hombres que saltaron al césped del Camp Nou sabían bien lo que es disputar esos derbis menores: Busquets, Piqué, Iniesta, Alba, Aleix Vidal y el propio Messi por parte del Barça y Pau, Javi López, Raíllo, Víctor Álvarez, Gerard, Jordán y Abraham por parte del Espanyol. En el banquillo, Bartra y Mamadou incluso sabían lo que es jugarlo vistiendo ambas camisetas.

Una rivalidad construida temporada tras temporada, alimentada por la tensión de aficiones enfrentada­s, trasvase de jugadores y esas viejas cuentas que siempre quedan pendientes hacen que el derbi sea una cita especialme­nte señalada para canteranos que como Busquets siempre ha sido objeto de ira de la afición blanquiazu­l por motivos familiares, o que como Piqué siempre tiene presente aquella temporada invicta en el Cadete B con dos derbis tan intensos como el del miércoles salvando las distancias. Pau o Víctor Álvarez también viven el duelo entre batallitas que han dejado huella y Mamadou siempre recuerda un derbi de juveniles que le sirvió para salvar cuentas con el Barça, a quien el Espanyol remontó con dos goles suyos.

Episodios como el tamudazo que apartó del título liguero al Barça en la campaña 2006-2007 y que el es- pañolismo celebra como una gesta de su historia reciente, el enfrentami­ento entre directivas en las eras Laporta-Sánchez Llibre y las actuales referencia­s de Joan Collet al nacionalba­rcelonismo para denunciar un trato desigual en la prensa o la celebració­n del club blanquiazu­l del empate del domingo en las redes echan aún más leña al fuego.

“Son partidos de muchas emociones, de sentimient­o”, decía tras el duelo y el episodio extradepor­tivo que le prosiguió un Iniesta cuya amistad con Dani Jarque y el homenaje que le profesó tras marcar el gol decisivo en la final del Mundial de Sudáfrica le hacen ser el único barcelonis­ta a quien aplaude la afición de Cornellà. “Lo que ha pasado son cosas de un derbi entre Espanyol y Barça, tenemos que tratar de bajar el pistón, pero nosotros, en un partido así, nunca bajaremos los brazos”, añadía ayer el españolist­a Gerard Moreno.

 ?? MORATA / MD ?? El blaugrana Gerard Piqué trata de robar un balón al españolist­a Helio Sánchez durante un torneo alevín que enfrentó a Barça y Espanyol
MORATA / MD El blaugrana Gerard Piqué trata de robar un balón al españolist­a Helio Sánchez durante un torneo alevín que enfrentó a Barça y Espanyol

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