Responsabilidad
Elogiado el partido de Messi contra el Espanyol con toda justicia, es una lástima que el de Iniesta quedara eclipsado por la exuberante actuación del argentino y por el ruido distorsionador que se apoderó del ambiente tras el encuentro, sobre todo a raíz del lance carcelario vivido en el túnel de vestuarios, zona propicia para las reyertas y la posterior novela- ción partidista de las mismas. De hecho, si no fuera por el griterío, se podría asumir sin complejos que el derbi ha recobrado el interés perdido y que el Espanyol de Galca tiene otro aire, más versátil y atrevido, aunque agresivo e insuficiente sin Asensio y Caicedo. Pero eso sería, como en el caso de Iniesta, hablar de fútbol.
Celebrar el retorno de cierta tensión en el derbi se ha convertido ya en una temeridad porque uno puede ser alineado con quienes lo justifican todo. Pau López, por ejemplo, ha desaprovechado una gran ocasión para ganarse a algún aficionado además de los que le aplauden desde el fanatismo. Su pisotón a Messi, violento y malintencionado, merecía unas disculpas. “Que Pau López califique como ‘cosas del juego’ la acción sobre Messi, 12 horas después y ante un micrófono, es injustificable”, dejó dicho Daudén Ibáñez, ex árbitro y espectador imparcial, en su Twitter.
Ampararse en una presunta campaña para explicar el triunfo del Barça también es lamentable, tanto como afirmar que el empate de Cornellà se debió en exclusiva a la permisividad del arbitraje.
Hablando de campañas, fue impagable la que Joan Collet le hizo gratis al Barça para llevar más gente de la prevista al Camp Nou, pero igual de insensata (aunque menos grave: el nacional barcelonismo es una expresión repugnante) que la provocación de Piqué, que tiene un efecto perjudicial para su propio equipo de cara a la vuelta de Cornellà.
En fin, el Espanyol no se corrige y el Barça calla. Ojalá no pase nada. Pero si pasa, habrá que repasar declaraciones y pedir responsabilidades. Iniesta siempre será declarado inocente.