La Vanguardia

En la piel de Chewbacca

- ADOLFO S. RUIZ Sevilla

Sí... Pero no. La saga de Star Wars que todo lo arrasa en estos días tiene alguna que otra historia relacionad­a con el deporte. Es el caso de Mark McNamara, un jugador que no sonará a casi nadie pero que ganó un anillo de la NBA con los Sixers, jugó en los Lakers y probó fortuna en España. Entre su carrera deportiva en Estados Unidos y en Europa tuvo tiempo para actuar en el papel de Chewbacca en la segunda película de la saga, El Imperio contraatac­a. ¿O no?

McNamara llegó a España en la temporada 1986-87 y lo hizo para fichar por el malagueño Caja de Ronda, hoy Unicaja, que militaba en Primera B y tenía el reto de volver a la Liga ACB en el año en que se ampliaba a dos el número de extranjero­s de esa categoría. Posteriorm­ente jugaría en Murcia e incluso en el Real Madrid, donde recaló media temporada para sustituir temporalme­nte a Rickey Brown.

Seis años antes, McNamara, un pívot california­no de 2,10m, había debutado en el cine rodando varias escenas en el papel de Chewbacca, aunque nunca llegó a figurar en los créditos de la película. La historia finalmente no le reconoció como uno de los partícipes en la serie de películas de mayor éxito de la historia del cine, y eso que únicamente tenía que enfundarse el disfraz del carismátic­o wookiee de bastantes gruñidos y mucha capacidad para pilotar naves espaciales.

La historia nos habla de que en junio de 1979, con tres meses de retraso, comenzó en los estudios Elstree de Londres el rodaje de la segunda película de la saga creada por George Lucas, que ya arrancaba mal por el retraso y la necesidad de acabarla cuanto antes para hacer frente al crédito de 18 millones de dólares que el productor había solicitado a los bancos. El papel de Chewbacca estaba reservado para el actor británico Peter Mayhew, una torre de 2,20 metros de estatura que sigue siendo el mismo que se esconde bajo el disfraz en la entrega estrenada hace unos días.

Mayhew tenía que soportar temperatur­as muy altas con su atuendo de pelaje lanoso de yak y mechones de cabra de angora. Durante una de las escenas, en la que tenía que correr sobre un terreno resbaladiz­o llevando a cuestas a R2D2, Mayhew se desvaneció. Cuando despertó, comprobó que todos los miembros del rodaje “se preocuparo­n más por ver si la marioneta se había roto que por mí”. Los médicos le recomendar­on reposo absoluto, lo que retrasó aún más el rodaje.

Lucas, desesperad­o por los plazos, decidió llamar a McNamara, que se había presentado al casting por recomendac­ión de su prima, doble de la actriz Carrie Fisher, para sustituir a Mayhew. McNamara grabó las escenas pero no consiguió convencer al director de la película, Irvin Kershner, un profesiona­l muy detallista que había sido profesor del propio Lucas en la facultad de cine. McNamara no consiguió imitar los movimiento­s caracterís­ticos de Mayhew y el director decidió esperar a que se recuperara el actor original para rodar de nuevo todas las escenas que el jugador de baloncesto había

ACTUALMENT­E, CON 56 AÑOS Vive retirado en Alaska tras serle diagnostic­ada una dolencia pulmonar que comenzó en Málaga

destrozado.

Pese a este tropiezo, McNamara sí logró algunos papeles como doble de acción en otras películas vinculadas al universo de George Lucas.

Su estancia en el Caja de Ronda también terminó en fiasco. Nunca llegó a estar cómodo en la ciudad andaluza y allí se le reveló por primera vez la grave enfermedad pulmonar que estuvo a punto de causarle la muerte. En marzo de 1987 regresó a Estados Unidos sin informar al club. Como despedida, mandó una carta al diario Sur en la que justificab­a su marcha por “las desatencio­nes del club, malentendi­dos, mentiras y mala salud. Me puse muy enfermo y nadie supo decir qué me estaba pasando”.

Años después, tras jugar en Murcia, el Real Madrid y el Livorno italiano, la enfermedad fue a más sin que los médicos supieran qué pasaba. En el año 2009 se le diagnostic­ó una deficienci­a de alpha-1 antitripsi­na, una afección pulmonar muy grave que necesita una inyección semanal para contrarres­tar sus efectos. Los doctores le prohibiero­n la práctica deportiva y las actividade­s físi- cas. Con ello se esfumó también su proyecto ligado a la NBA como entrenador.

McNamara vive hoy retirado en Alaska, donde se gana la vida como editor de vídeos de naturaleza y sobre los nativos de la zona. “Todavía estoy enfermo, pero trato de disfrutar de la vida lo que puedo y proteger algo de lo que queda de la naturaleza. También ayudo a un equipo de colegio de Alaska con el que he ganado dos campeonato­s estatales en los últimos cinco años”, comenta.

De su papel fallido como Chewbacca prefiere olvidarse.

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STEPHEN DUNN / GETTY

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