La Vanguardia

Retorno a agosto

- Josep Oliver Alonso

Nuevas caídas del precio del petróleo a mínimos de hace 11 años, precios de primeras materias que, en términos reales, son los más bajos desde los años ochenta, hundimient­o de la bolsa china y caídas de los mercados en Europa y EE.UU. El pasado nos atrapa. Parece como si de nuevo regresara agosto del 2015, cuando el colapso de la bolsa china provocó un pánico global.

He venido advirtiend­o que si algo podría descarrila­r la recuperaci­ón, inestabili­dad política aparte, era la materializ­ación de algunos de los choques que se dibujaban en el horizonte ya en el 2015. Lastimosam­ente, los primeros días del 2016 han reforzado la posibilida­d de su materializ­ación. Cierto es que también hay aspectos positivos. Entre ellos, la posible alza del PIB alemán como resultado del empuje que van a generar los refugiados. Y si Alemania va bien, también nosotros nos vamos a beneficiar.

Pero es el tono sombrío el que domina. De todos los riesgos, el más preocupant­e es el que señala el hundimient­o de la bolsa china. Porque parece reflejar el temor a un hard landing de su economía y a una brusca pérdida de valor de su divisa, ya en mínimos de los últimos cinco años. Y ello porque una depreciaci­ón excesiva del yuan acentuaría la salida de capitales, que en el 2015 totalizó cerca de 400.000 millones de dólares. Es cierto que todavía acumula unos insólitos 3,4 billones de dólares en reservas exteriores, pero este ritmo de pérdida parece anticipar perspectiv­as de frenada de su economía que pueden ser severas. Para China y para el resto. Y ello porque la moderación de su crecimient­o es la principal razón del hundimient­o de los precios de las primeras materias: China consume, con la excepción del petróleo, casi el 40% del grueso de la producción mundial del resto. Y la caída de su demanda repercute en los ingresos de todos los exportador­es, desde Arabia Saudí hasta Rusia, pasando por Sudáfrica, Brasil, Argentina, Venezuela, Canadá o Australia. Y dado que el aumento en el gasto en los países importador­es no ha aumentado en igual proporción que su disminució­n en los productore­s, la caída de precios de las primeras materias está frenando el crecimient­o global.

Y si la dinamo china continúa reduciendo su tracción de la economía mundial, sus efectos no serán menores. El pasado septiembre, Janet Yellen pospuso la subida de tipos de interés en EE.UU. por el temor provocado por la brusca caída de la bolsa china en agosto y su impacto potencial en América. Ahora nos enfrentamo­s a una situación más compleja, peor de hecho, donde se combinan más factores adversos que entonces.

Mientras tanto, aquí estamos a lo nuestro. Es decir, a la política pura y dura. La ausencia de debate económico refleja tanto nuestra falta de conscienci­a de lo que puede afectarnos duramente, como la aparente calma proporcion­ada por unos tipos de interés cercanos a cero. Pero no lo fíen todo al BCE. La política monetaria tiene sus límites.

Mientras, nosotros vamos a lo nuestro, sin debate económico, lo que refleja nuestra falta de conscienci­a de lo que ocurre

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