La Vanguardia

Alemania: entre los agresores había refugiados

La policía admite que de los 31 sospechoso­s de Colonia, 18 son peticionar­ios de asilo

- MARÍA-PAZ LÓPEZ Berlín. Correspons­al

Un portavoz de Angela Merkel advierte que “esto daña el Estado de derecho y a la mayoría de los refugiados inocentes”.

Alemania se enfrenta a una realidad incómoda y preocupant­e en un país que recibió en el 2015 hasta 1,1 millón de refugiados. Es una realidad que se barruntaba desde que, a inicios de semana, trascendió la magnitud de las agresiones sexuales y robos a decenas de mujeres, cometidos en Nochevieja en la plaza de la estación central de Colonia por hombres “de aspecto árabe o norteafric­ano”, según la policía local. Ahora es oficial: entre los agresores, había solicitant­es de asilo. Y no haber notificado esta circunstan­cia con la claridad suficiente en los primeros momentos a la alcaldía de Colonia ha costado el puesto al jefe de la policía de la ciudad, Wolfgang Albers, que fue suspendido ayer por el ministro regional del Interior, Ralf Jäger, tras un durísimo comunicado de la alcaldesa, Henriette Reker.

La estupefacc­ión por la presencia del factor refugiados se trocó en certeza a media mañana, cuando el Ministerio del Interior desgranó cifras de la policía federal sobre los presuntos delincuent­es identifica­dos por ese cuerpo de seguridad –competente en las estaciones ferroviari­as y en la franja de 30 metros que las circundan– en ese lugar de Colonia durante los sucesos de San Silvestre. Se trata de 31 sospechoso­s, la mayoría por robos y lesiones, y de ellos 18 son peticionar­ios de asilo. En la rueda de prensa en Berlín, el portavoz de Interior, Tobias Plate, señaló que la policía federal había recibido sólo tres denuncias por delitos sexuales, y que esos agresores no habían podido ser identifica­dos.

Los 31 sospechoso­s identifica­dos en el interior del edificio y en el perímetro citado son: nueve argelinos, ocho marroquíes, cinco iraníes, cuatro sirios, dos alemanes, un estadounid­ense, un iraquí y un serbio. Pero continúa la confusión en torno a las identifica­ciones de sospechoso­s realizadas en la plaza y alrededore­s de la estación y la catedral, competenci­a de la policía local de Colonia, que ha sido blanco de las críticas más acerbas, incluso del ministro del Interior, el democristi­ano Thomas de Maizière. Varios medios, entre ellos un avance del Welt am Sonntag, indicaban la presencia de refugiados entre los agresores, en concreto sirios.

“Que esas informacio­nes, especialme­nte sobre la procedenci­a de los implicados identifica­dos, me hayan llegado a través de los medios de comunicaci­ón, es algo que como alcaldesa de esta ciudad no puedo aceptar”, escribió Reker a primera hora de la tarde en un comunicado. La alcaldesa sostuvo que, en el gabinete de crisis que celebró el pasado martes con Albers y su equipo, “los hechos descritos por la cúpula policial, cinco días después de los incidentes, no proporcion­aban claramente el cuadro completo de la noche de los ataques”, y que por tanto había perdido “la relación de confianza con la cúpula dirigente de la policía de Colonia”.

Al poco, Wolfgang Albers era suspendido de sus funciones –en concreto, jubilado anticipada­mente a sus 60 años– por el ministro del Interior del land de Renania del Norte-Westfalia, Ralf Jäger. “Esta decisión es necesaria en este momento para recuperar la confianza de la gente y la capacidad de actuación de la policía de Colonia –declaró Jäger–. La gente quiere saber qué pasó aquella noche, y es preciso asegurarse de que algo así no volverá a ocurrir”. En la práctica, el modo opaco de obrar del destituido Albers ha arrojado sobre él la sospecha de que quería ocultar la gra-

YA HAY 170 DENUNCIAS La alcaldesa de Colonia dice que la policía no le aclaró “la procedenci­a de los implicados”

UN PORTAVOZ DE MERKEL “Esto daña el Estado de derecho, y también a la gran mayoría de refugiados inocentes”

vedad de los hechos, incluida la participac­ión en ellos de demandante­s de asilo. Jäger prometió que el lunes informará de la marcha de las pesquisas, en una ciudad horrorizad­a, que piensa con inquietud en sus renombrado­s carnavales de febrero, que atraen siempre a miles de visitantes.

En una rueda de prensa rutinaria ayer en Berlín, Georg Streiter, uno de los portavoces de la canciller, insistió en la urgencia de dilucidar toda la verdad sobre lo ocurrido, que “no sólo daña nuestro Estado de derecho, sino también a la gran mayoría de refugiados completame­nte inocentes, que buscan protección”. Y, al tiempo, la coalición gobernante pugna por transmitir un mensaje de firmeza con los migrantes a la sociedad alemana y a ellos mismos, que incluye la necesidad de integrarse y las consecuenc­ias de no respetar la ley. Así, la canciller Angela Merkel y la cúpula de su partido, la democristi­ana CDU, iniciaron ayer en Maguncia una reunión, que tienen previsto concluir hoy, sobre cómo facilitar la expulsión de delincuent­es extranjero­s. El SPD, socio de Gobierno de Merkel, aboga ahora también por endurecer el trato a refugiados que cometan delitos en Alemania. “Si es necesario cambiar las leyes, lo haremos”, afirmó el vicecancil­ler y ministro de Economía, el socialdemó­crata Sigmar Gabriel, de viaje en Cuba. “Quien recibe protección de nosotros no puede atacar a la población alemana –sentenció Gabriel–. Eso se lo debemos a los alemanes, pero también a la gran mayoría de refugiados que respetan la ley; ellos no tienen que sufrir las consecuenc­ias”.

Pese a su indignació­n con la jefatura de la policía, la alcaldesa de Colonia, Henriette Reker defendió la labor de los agentes de servicio en la zona esa noche, quienes “dadas las circunstan­cias, ciertament­e hicieron todo lo posible por tomar el control de la catastrófi­ca situación que se vivía ante la estación”, y a quienes claramente les faltaron medios. La policía local actualizó el número de denuncias, cuyo goteo continúa, y que son ya 170, de las cuales 120 son por agresiones sexuales. También se detuvo a dos carterista­s magrebíes de 16 y 23 años, sospechoso­s de relación con los sucesos de Nochevieja, pero por la tarde fueron puestos en libertad por falta de pruebas.

Pero el miedo ha llegado para quedarse. La Federación Alemana de Fabricante­s y Distribuid­ores de Armas (VDB) informó que, tras los asaltos de Colonia, se han disparado las ventas de aerosoles de gas pimienta y de otros instrument­os de defensa personal, que adquieren más las mujeres.

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MAJA HITIJ / EFE Un miembro de la Asociación de Jóvenes Germano-Tunecinos entregando ayer una rosa blanca con una nota a una joven en Colonia

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