La mirada desviada
Lo que ves es lo que ves. Con esta frase inequívoca Franck Stella silenció la retórica trascendental o emocional que provocaban sus trabajos en pleno debate sobre la abstracción. El resultado fue una obra impresionante que puede verse a modo de retrospectiva en el Whitney Museum de Nueva York. No es la única gran muestra artística que uno no debe perderse si visita aquella ciudad. La antológica de Torres García, en el MoMA, es otra de la que especialmente los catalanes deberíamos tomar buena nota por el legado intelectual que nos dejó el pintor de los frescos del Palau de la Generalitat en una época en la que Barcelona era una gran capital cultural, según reza en las explicaciones de la exposición.
Elogio que, si todavía se mantiene, no será por falta de lamentable empeño en perderlo porque el provincianismo en el que nos hemos instalado sólo nos permite referencias históricas. Las actuales, si las hay, se las debemos a jóvenes valores que han encontrado su éxito en otros países porque con la excusa oficial de los recortes hemos sido impotentes para retenerlos o, a causa de nuestra miopía ancestral, incapaces de seducirles.
A menudo nos sentimos el ombligo del mundo y decidimos que estamos creando la nueva política
Y todo porque, a menudo, nos sentimos el ombligo del mundo, decidimos que estamos creando la nueva política, innovando métodos democráticos, perdemos el norte, nos hacemos trampas en el solitario de la semántica y nos las creemos. Pero llega un día inexorable en el que la realidad más cruda que cruel nos hace caer de la higuera a la que nos habíamos subido y de la que en su momento se bajó Torres García porque no le gustaba que le discutieran que lo que ves es lo que ves. Y lo que veía en la Barcelona convulsa de principios del siglo XX fue lo que hoy sabemos que fue. Así la historia también demostrará que lo vivido estos últimos meses, semanas y días habrá sido mucho más parecido a lo que algunas voces han descrito contra el viento de los improperios en las redes y la tempestad de la propaganda en algunos medios que no al pretendido dictado de la mirada interesada y el discurso único.
En estas estamos cuando nos llega la noticia del final de las obras de un hospital de la Junta de Andalucía en Lepe, Huelva, sin vía de acceso. Admito que tuve que restregarme los ojos al leer la noticia por una incredulidad aumentada al trascender que tampoco dispone de servicios de agua y luz. Detalles que, en condiciones normales, serían imposibles porque sin las acometidas correspondientes, aunque fueran provisionales, las obras no se hubieran podido realizar. Pero como eso sucede en la tierra que va a todo tren, así se promocionó, uno se imagina lo mismo que usted. Que quizás la señora Susana Díaz no está en condiciones de dar las lecciones que intenta dar a quien no se ajuste a lo que pretende. La sultana del sur olvida que lo que ves es lo que ves.