La huella del hombre
Los grandes cambios geológicos habían sido provocados hasta ahora por movimientos tectónicos y variaciones climáticas
Grandes cambios climáticos, como la última glaciación, y cambios tectónicos, han servido para explicar hasta ahora los grandes cambios geológicos. Nunca antes el ser humano se había convertido en el centro, en el principal agente geológico de modificación del planeta. “Las transformaciones que los humanos están produciendo en la Tierra son una evidencia de que estamos transformando ecosistemas por todo el planeta. Ya se había puesto en evidencia desde el punto de vista arqueológico e histórico”, destaca el arqueólogo Robert Sala, director del Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (Iphes).
Constatada la evidencia desde campos de estudio tan diversos como la geología, la arqueología, la biología o la química, se han empezado también a analizar las consecuencias y el porqué de un cambio tan profundo en la evolución de la Tierra. “Ya no quedan grandes mamíferos en Europa en la actualidad porque es un entorno puramente antrópico y humanizado, controlado por las grandes ciudades y los ejes de comunicación”, destaca Sala, que recuerda que mucho antes de la gran industrialización la agricultura transformó el planeta para ganar espacio para los cultivos, de la mano de la deforestación.
La evidencia científica de que la actividad humana está dejando una huella geológica sin precedentes también podría convertirse en un nuevo aviso para generar más conciencia, como está pasando con el cambio climático. En los océanos, donde los geólogos acuden también a tomar muestras de sedimentos, se evidencia, destaca la doctora Isabel Cacho (UB), “que la huella del hombre es muy grande; en contra de la concepción que cree que los océanos pueden asumirlo todo, todo lo que tiramos tiene sus consecuencias”. “Nos hemos dado cuenta en los últimos 60 años que esta carrera no es gratuita”, sostiene Sala.
Aunque los cambios son cada vez más rápidos, no es un proceso surgido de la nada. “Se trata de una evolución acumulativa; desde que los humanos transformamos las primeras piedras en herramientas, estamos transformando el entorno, aunque hay una distancia muy grande entre lo que habíamos podido hacer hasta el siglo XX. El análisis del tiempo muestra la capacidad de transformación”, añade Sala.
Que el antropoceno sea o no una época negativa y de devastación también propicia debate entre los científicos. “Modularemos un poco lo que estamos haciendo, pero las necesidades energéticas son las que son, los recursos se seguirán extrayendo; si no son combustibles fósiles, será uranio u otra fuente de energía”, dice. Si la actividad humana explica la nueva época geológica y tantos impactos negativos, podría pensarse en la necesidad de desacelerar e incluso parar. “Sólo desaparecerá la actividad humana cuando desaparezca la humanidad. Veo difícil que disminuya la presión demográfica”, apostilla Sala.