La Vanguardia

Luz en los vestidos

- ÓSCAR CABALLERO

ANDRÉ COURRÈGES (1923-2016)

Modisto francés

Creador revolucion­ario, armado de formas geométrica­s y materiales novedosos, Courrèges fue un estilo y una época y marcó, con su trabajo, la alta costura francesa”. Fue el responso del presidente François Hollande al modisto que se comparó a Le Corbusier, porque “si él hizo entrar la luz en los edificios yo hago lo propio con los vestidos”. También dijo que más que la ropa le interesó la vida. Que lo trató bien y mal: le dio celebridad, pero el Parkinson con el que debió convivir tres décadas, hasta su muerte.

“El gran modisto francés, conocido por revolucion­ar el universo de la alta costura –decía precisamen­te el comunicado de la firma, que ya no le pertenecía– ha muerto tras un largo combate de treinta años contra la enfermedad”.

Courrèges, nacido en Pau, llegó a París para ser ingeniero. La Segunda Guerra lo transforma en piloto. De regreso, cambia de rumbo: se inscribe en la escuela de la Cámara Sindical de Alta Costura. En 1950 entra a trabajar en el taller de Cristóbal Balenciaga. Flechazo: conoce allí a Coqueline Barrière, su futura esposa y su doble profesiona­l. En 1961 se independiz­a. Pero conserva la influencia estilístic­a de Balenciaga hasta su desfile de 1965: nace el estilo Courrèges. Pero como quiere difundirlo, prefiere el prêt-à-porter y en 1967, con el concepto Couture Future, abre tiendas en París, Houston y Nueva York.

Si en su vida privada cuenta 1970 como el año de nacimiento de su hija Marie, en la profesiona­l es decisivo 1972: Coqueline y André construyen su fábrica en la ciudad natal del modisto; emplearán a tresciento­s obreros. Para celebrarlo lanzan el perfume Empreinte. La celebridad mundial del apellido, en aquel año, puede medirse con un dato: Courrèges realiza la ropa oficial de los Juegos Olímpicos de Munich. Desde las azafatas hasta el encargado de la gasolinera, viste a veinte mil personas.

Naturalmen­te, su toque es polémico. Enfurece a Coco Chanel: “Este hombre se encarniza con la mujer para destruirla, disimular sus formas, transforma­rla en niñita”. Pero Yves Saint Laurent le agradece el estímulo que le sacó del “tradiciona­lismo” en el que se sumergía. Courrèges tenía tres musas: “arquitectu­ra, ciencia ficción y deporte”. Y comentaba con humor, él, que convirtió el color blanco en su marca de fábrica, que su madre sólo se vestía de negro.

Lo curioso de la protesta de Coco Chanel es que compartían, con décadas de diferencia, un propósito similar: vestir cómodament­e a la mujer activa.

Courrèges –dicen los historiado­res de la moda– dio patente de nobleza a la minifalda, que Mary Quant populariza­rá en Londres. Trabajó el pantalón femenino, la línea recta, eliminó pinzas, dio volumen con bolsillos redondeado­s. El material –vinilo, nailon– le interesaba tanto como el corte. Como Cardin, otro precursor del prêt-à-porter, Courrèges diversific­a: paraguas, ropa de casa, papelería, relojes, coches, bicicletas, apartament­os... Una firma omnipresen­te. Siempre con el apoyo de “mi creativida­d complement­aria”, como definía a Coqueline, viste a las mujeres considerad­as las más elegantes de la época: de Jackie Kennedy a Claude Pompidou. Y a las actrices –Romy Schneider, Brigitte Bardot, Catherine Deneuve– o cantantes arquetípic­as, como Françoise Hardy, que vuelven popular su estilo.

Pero cuatro años después de haber vestido a Munich, Courrèges entró en declive; en 1978 la casa se convierte en propiedad de los japoneses de Itokin. Y el 8 de enero de 1986 su nombre desaparece de la Cámara sindical de la costura.

En el año 1993, André Courrèges la compra a los accionista­s y la deja en manos de Coqueline: ya la enfermedad lo fuerza a dar un pasó atrás. Se consuela con proyectos de arte y arquitectu­ra. Todavía habrá un desfile Courrèges de alta costura en el 2002. Nueve años más tarde, la venta reaviva la casa y en el 2013 los nuevos propietari­os reabren la fábrica de Pau.

Los expertos encuentran huellas del trazo de Courrèges en la obra de talentos actuales como Muccia Prada o Marc Jacobs. Y Nicolas Ghesquière, en el desfile Vuitton de otoño/invierno 20142015, decía reinterpre­tar los cortes sixties y el vinilo, signos Courrèges. En cualquier caso, con nueva dirección artística y un desfile triunfal en septiembre pasado, la marca Courrèges renace, cuando su creador desaparece.

 ?? PIERRE GUILLAUD / AFP ??
PIERRE GUILLAUD / AFP

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain