NO HAY NICHO PA’TANTA GENTE
Como repite el estribillo de la canción a ritmo de salsa: “No hay cama pa’tanta gente”.
El experto guía de la vieja catedral de San Patricio sólo cambia una palabra, nicho por cama, durante “la visita a las catacumbas”.
Aunque la basílica dispone de campo santo en el exterior, las normas impiden hacer entierros (peligro de contaminación del acuífero y otros asuntos sanitarios, informa) en terrenos reciclados o nuevos.
Manhattan se ha quedado pequeña para tantos pretendientes a disfrutar la perpetuidad en sus lindes. Pero en este templo han dado con la solución. Están adaptando su extensión subterránea para acoger un amplio recinto compartimentado –le llaman columbarium– donde depositar las cenizas. A 3.000 dólares el “aparcamiento”.
Frente a las reticencias cristianas a la incineración, el folleto publicitario subraya la aprobación vaticana. Remarca, como manera de alcanzar la plena tranquilidad, el cuidado con el que se ha de hacer la quema y el depósito de la urna “en un lugar sagrado”.
Pese a que el opúsculo no lo indica, tal vez por excesivamente terrenal, reposar en este lugar aporta un cierto sentido legendario –en esta zona luchaban los gangs de Nueva York–, cinematográfico –en esta basílica se rodaron escenas de El Padrino –yde modernidad: junto al Soho.