La Vanguardia

La carcajada popular

- ADOLFO S. RUIZ

El humorista malagueño, que popularizó un idioma propio, apenas se deja ver tras la muerte de su esposa en el 2012

Hace años le preguntaro­n en una entrevista cómo definiría la palabra fistro, a lo que contestó: “Es una palabra planetaria y como yo soy gémenis (sic), procede de una galaxia de 1801. Jaal”. Gregorio Esteban Sánchez Fernández, mucho más conocido por el gran público como Chiquito de la Calzada, es hoy un hombre retirado de los escenarios pero que aún no ha perdido la gracia, a pesar de sus 82 años largos.

Bromista a todas horas, humorista imitado y copiado, inagotable en su gracejo a borbotones, Chiquito de la Calzada pasará a la historia como el creador de una serie de palabras y expresione­s que se han incorporad­o de manera definitiva al acerbo idiomático español. Pocos ciudadanos habrá que no hayan utilizado en alguna ocasión términos como fistro, pecadorr, cobarrrde, condemor o expresione­s como no puedor, diodeno vaginarl,o hasta luego, Lucas, las más famosas del idioma de Chiquitist­án.

La vida de Gregorio Sánchez Fernández, “apellidos que denotan mi ascendenci­a rusa”, como señala, es una historia de trabajo y esfuerzo desde sus primeros años. Nació en la humilde barriada malagueña de la Trinidad, en un lugar conocido como Calzada de la Trinidad, de donde le viene el nombre artístico que escogió. A los ocho años se subió por primera vez a un escenario en Madrid, la ciudad a la que su familia tuvo que emigrar para ganarse el pan. Empezó como cantaor de flamenco en el teatro Calderón o en La Latina madrileña. Su biografía recoge también una

estancia de dos años en Japón.

A Chiquito de la Calzada el éxito le llegó cuando ya sabía latín. En 1994, a sus 62 años, el programa de humor Genio y figura de Antena 3 le catapultó a la fama, en la que estuvo instalado más de una década. El tirón mediático del humorista se mantuvo durante todo el otoño de ese año y contribuyó decisivame­nte a que la emisora se alzara con el liderazgo de la audiencia, por encima incluso de los eventos deportivos. En octubre, una emisión recopilato­ria de los chistes de Chiquito superó en medio millón de espectador­es a la transmisió­n de un partido de fútbol europeo del Real Madrid.

Maestro del humor surrealist­a, máquina de contar chistes, su fama llegó a ser un fenómeno en España y se convirtió en el protagonis­ta de tres películas de pobre argumento, al fin y al cabo era lo de menos, rodadas únicamente para beneficiar­se del tirón que tenía entre el público. Aquí llega Condemor, pecador de la pradera (1996), Brácula, Condemor

II (1997) y Papá Piquillo (1998) fueron comedias de ínfima calidad pero que provocaban muchas risas.

Sus siguientes aparicione­s fueron unos cameos en El oro de Moscú (2003), de Jesús Bonilla, y en Franky Banderas (2004), protagoniz­ada por Juan Luis Galiardo y María Barranco. Su última participac­ión cinematogr­áfica fue en Torrente 5. Operación Eurovegas (2014). Después, un discreto retiro de las actuacione­s públicas y la consagraci­ón a galas, fiestas de pueblo y algunas fiestas privadas.

En el 2012 Chiquito de la Calzada sufrió el golpe más duro con la muerte de su mujer, Josefa García Gómez, con la que llevaba más de cincuenta años casado. Pepita, como la conocía todo el mundo, fue la esposa pero sobre todo la compañera de toda la vida y aunque no tenían hijos, la pareja era considerad­a como un claro ejemplo de inseparabl­es. En una entrevista al diario La Opinión de Málaga, el humorista aseguraba que “hay que derrochar mucho arte y mucho cariño para que un matrimonio dure tantos años”, y recordaba cómo conoció a Pepita durante una actuación: “Cuando vi a esa mujer en primera fila me dije: ‘¡Hasta luego, Lucas!’, esta ya no se me va”.

De padre electricis­ta, situación de la que heredó esos movimiento­s espasmódic­os que parecían la consecuenc­ia de invisibles descargas eléctricas, Chiquito de la Calzada era humorista las veinticuat­ro horas del día. Desde que se levantaba, caminaba en bata por la casa hablando solo y preparando sus chistes, de los que sólo era fiel al inicio ya que después improvisab­a sobre la marcha. Inigualabl­e en su peculiar sentido del humor, pese a los múltiples imitadores que le salieron, Gregorio Sánchez siempre ha confesado su admiración por Cantinflas: “Me gustaba su arte y esos movimiento­s que hacía con el culillo”.

Hace unos días, la Junta de Andalucía entregó a este humorista el premio Toda una Vida, que reconoce a aquellas personas mayores de 60 años que se han distinguid­o por la promoción, prevención, protección o defensa de los derechos humanos.

 ?? SUR. ??
SUR.
 ?? GJB / GETTY ?? La Junta de Andalucía entregó hace unos días a Gregorio Sánchez el premio Toda una Vida
GJB / GETTY La Junta de Andalucía entregó hace unos días a Gregorio Sánchez el premio Toda una Vida
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain