La Vanguardia

La reina del rollito de primavera

SALIÓ DE CAMBOYA POCO ANTES DE LA LLEGADA DE POL POT PARA PODER AYUDAR A SU FAMILIA A ESCAPAR Y AHORA DIRIGE LA EMPRESA ESPAÑOLA LIDER EN PLATOS ASIÁTICOS PRECOCINAD­OS

- ALBERT MOLINS RENTER Barcelona

En marzo de 1975, Kav Ly, una joven camboyana de 18 años, la segunda hija de un familia de exportador­es de tabaco y aceite de cacahuete con siete hijos, estudiante de primer año de medicina, lucha con su padre en Phnom Penh para que la deje salir del país con destino a París. Quiere ser el clavo al que toda la familia se pueda agarrar para escapar de Pol Pot. Su país lleva en guerra desde 1969 y ella lo tiene claro. Su familia ha tenido que trasladars­e desde la antigua capital, Kampong Chhnang, huyendo del avance de los jemeres rojos, y a ella casi la mata una bomba mientras circulaba en motociclet­a.

Tal es su empeño que hasta deja de hablar y de comer para convencer a su padre que finalmente cede, pero que le impone dos condicione­s. En París cambiará la medicina por la veterinari­a para que, cuando termine la guerra, pueda hacerse cargo de la explotació­n ganadera que forma parte de los negocios familiares. Además, le acompañará su hermano de nueve años para que “la vigile”. Ese hermano es hoy el propietari­o del restaurant­e Indochine de Barcelona, el chef Ly Leap, y ella la propietari­a de Ta-Tung (paz y felicidad en lengua jemer), la empresa española líder dedicada a la elaboració­n de platos asiáticos precocinad­os.

Ta-Tung emplea a 61 personas, crece a un ritmo del 20% anual, factura 8,4 millones de euros y elabora cada día entre 7 y 8 mil kilos de comida asiática precocinad­a. Además de en toda España, vende sus productos en Italia y Portugal y sus principale­s clientes son las grandes cadenas de distribuci­ón. La empresa crece tanto y tan rápido que el próximo año se va a mudar a unas nuevas instalacio­nes de 15.000 m2, que le permitirán quintuplic­ar su actual producción y atacar mercados como el holandés, el país europeo donde la comida asiática tiene más adeptos.

El éxito de Ta-Tung es fruto de la apuesta personal de Kav Ly, una mujer menuda, inteligent­e, valiente y un culo de mal asiento. Puso en marcha su empresa en un momento, a principios de los 80, en el que la cocina asiática no era tan popular como ahora. No sólo la dirige, sino que decide todas las recetas y quien las cocina por primera vez, también en el restaurant­e de comida camboyana que tiene en Barcelona: “De pequeña me encantaba la cocina. Iba todo el día detrás de mi padre que era el que de verdad cocinaba bien”. Ella y sólo ella es el departamen­to de I+D+I de Ta-Tung: “Si quieres crecer, no puedes estar quieto, hay que ser inquieto y sobre todo no puedes dejar de innovar”.

Los dos hermanos llegaron a París el 17 de marzo de 1975 y el 17 de abril, Pol Pot entraba, en Phnom Penh. Una vez en París, se matriculó en la universida­d, pero dejó los estudios. “No me podía sacar a mi familia de la cabeza”, explica. Además, de los 40.000 francos que su padre le tenía que mandar, sólo llegaron la mitad. Así que tuvo que ponerse a trabajar. “Una vecina francesa me adoptó como si fuera su nieta y me acompañaba a buscar trabajo”, dice Ly. Encontró empleo para limpiar en una farmacia: “En aquel momento se me cayó el mundo encima y lloré mucho. En Camboya, teníamos servicio y me vi incapaz de trabajar limpiando. Sentí humillació­n. Ahora, después de todo lo que he pasado, lo haría, pero en aquel momento no pude”.

Lo siguiente fue acudir a una asociación de ayuda a los refugiados camboyanos que le consiguió trabajo como auxiliar de enfermera en un hospital a las afueras de París. “El trabajo era muy duro. Le cogía cariño a un paciente y, a veces, cuando volvía a trabajar al día siguiente, había muerto”, explica Kav Ly quien -entre risas- añade que tampoco le seducía la idea de “tener que recibir órdenes de los médicos toda la vida”. Dejó el hospital y montó su primera empresa, un negocio de confección. Pero entonces conoció al que ahora es su ex marido. Un chino que tenía un restaurant­e en Barcelona. “Mi hermano estudiaba en un internado”, así que se pudo venir a Barcelona. Era el año 1979 y empezó a trabajar en el restaurant­e de su esposo como camarera. Aguantó 6 meses: “Me peleaba mucho con él. Y un día no pude más, me fui. A los tres meses monté mi propio restaurant­e de cocina china en la calle Madrazo”. Después abrió dos más, de los que aún mantiene el de la calle Mare de Déu de la Salut y que fueron la génesis de la actual Ta-Tung. Era el año 1980 y en ellos Kav Ly hacía a mano rollitos de primavera que trataba de vender por las tiendas. “Hasta el año 1992, que ya cogí un local y a otra persona, llegaba a hacer 4.000 rollitos a mano yo sola cada día”, cuenta con orgullo. En el año 2000, sus productos ya se vendían en algunas grandes cadenas de distribuci­ón y eso la animó a intentar crecer y vender en algunas más. Buscó otro local más grande e invirtió sus ahorros, sin tener el respaldo aún de los contratos con esas grandes superficie­s, lo que la obligó a vender su casa para salvar su negocio y sustentar las pérdidas de esos años.

Solo ha vuelto a Camboya dos veces, la última en 2014. “Ya no me queda nada allí. Toda mi familia logró salir y he vivido más tiempo fuera, que en Camboya. Las cosas no están bien, pero hay paz. Un país en guerra es peor que un país pobre”.

Se fue con su hermano menor, Ly Leap, propietari­o y chef del restaurant­e Indochine de Barcelona

 ?? MAITE CRUZ ?? Kav Ly, presidenta y propietari­a de la empresa líder en España de platos asiáticos precocinad­os Ta-Tung, juega a comerse una gamba de un anuncio de su firma
MAITE CRUZ Kav Ly, presidenta y propietari­a de la empresa líder en España de platos asiáticos precocinad­os Ta-Tung, juega a comerse una gamba de un anuncio de su firma

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain