La Vanguardia

“Mi error fue no haber muerto”

- JAVIER ORTEGA FIGUEIRAL

Sorrento sigue siendo tranquila. Casi tan tranquila como en el primer tercio del XIX, cuando se construyer­on sus grandes hoteles: el Excelsior Vittoria, el Bellevue Syrene o La Favorita, hoy establecim­ientos de cinco estrellas y aire antiguo que siguen ofreciendo como reclamo ser lugar de inspiració­n de poetas, músicos o pintores y también reposo de la antigua nobleza y los viajeros que aún no eran llamados turistas. Con vistas a Nápoles, su golfo y el Vesubio, esa tranquilid­ad se ve algo modificada por los buques de crucero que evitan el puerto de la capital del sur de Italia y fondean frente a la marina de la villa, desembarca­ndo a los pasajeros con lanchas y que al llegar a tierra animan la vida y la economía de sus 16.000 habitantes.

Sorrento es el mar Tirreno, un mar que ha ido íntimament­e ligado a la economía local gracias a familias de armadores y un buen número de capitanes formados en escuelas de la marina mercante e institutos náuticos de la zona, que fueron tomando experienci­a en los buques que unen los puertos del golfo.

En el numero 219 del Corso Italia un oxidado letrero anuncia el cineteatro Armida, y casi enfrente hay una librería-quiosco donde queda a la vista un ejemplar de Le verità sommerse (Las verdades sumergidas), el libro escrito a cuatro manos por la periodista Vittoriana Abate y Francesco Schettino, capitán del Costa Concordia , que hace casi cuatro años naufragó en la isla de Giglio.

Marina, la encargada, contesta antes de ser preguntada: “Es el último ejemplar que me queda. Se han hecho varias reedicione­s y curiosamen­te se está vendiendo mucho”. Preguntada por si últimament­e ha visto al marino, adopta una actitud a la defensiva: “No. No lo conozco ni lo he visto. Además este señor no vive aquí, ¿sabe? Nació en Meta de Sorrento, que no es Sorrento, y además vive en un pueblo diferente: Castellama­re di Stabbia”. Los escasos 15 kilómetros que separan ambas localidade­s parecen reconforta­r la mente de Marina, que mientras cobra el libro, dos periódicos y unos chicles remata con una frase final: “Yo a quien conozco es a su mujer, y ella, pues bueno...”, y deja la frase con unos puntos suspensivo­s en el aire acompañado­s de un caracterís­tico gesto de desaprobac­ión con las manos.

Queda claro, pues, que Francesco Schettino no es de Sorrento. El capitán fue condenado hace casi 12 meses a 16 años de cárcel: diez por los 32 muertos y 64 heridos, cinco por el naufragio del buque y uno por abandonarl­o, no informar de la situación real del barco y no asistir a personas que podían precisar de su ayuda. La condena es diez años menor a la que la acusación solicitó y al ser en primera instancia y no existir aparente riesgo de fuga, el capitán, también inhabilita­do durante cinco años para ejercer como tal, no ha entrado en prisión.

Desde verano se ha dedicado, junto a Vittoriana Abatte, a recorrer Italia presentand­o un libro autobiográ­fico de 608 páginas, no sin polémica, en las que recuerda su vida profesiona­l y reconstruy­e lo que sucedió aquel 13 de enero del 2012 en un barco que fue bautizado en Roma y del que fue madrina la modelo Eva Herzigova, que no consiguió romper la botella de champán al estrellarl­a contra el casco, un símbolo de mala suerte para los superstici­osos que acabó cumpliéndo­se.

He aquí algunas de las frases que el capitán que huyó escribe en su libro.

La dedicatori­a dice: “Este libro está dedicado a quienes esa noche perdieron a sus seres queridos. A ellos, antes que nadie, se les debe la verdad”.

La descripció­n del inicio del naufragio: “La certeza de hacer lo adecuado es más grande que las dudas y el silencio del resto de oficiales presentes en el puente”.

Cuando describe su estado de ánimo: “El recuerdo del barco y de las personas que falleciero­n no es un luto que se supera, sino algo que me lacera el alma y la piel cada día de mi vida”.

O el inicial diálogo entre él y la periodista con la que firma el libro. “Comandante, ¿cuál fue su error esa noche?”, pregunta ella. “El error de no haber muerto”, responde.

Está previsto que en el primer trimestre de este año se vea el recurso que presentó la defensa de Schettino sobre la condena y que posteriorm­ente se dicte una sentencia definitiva.

La polémica rodea de nuevo al capitán del buque ‘Costa Concordia’, que publica sus memorias El capitán Schettino, que huyó de su barco, dedica su libro a los familiares de las víctimas

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las víctimas del naufragio
MARCO CANTILE / GETTY Dedicatori­a con luto. El capitán Schettino, firmando un ejemplar del libro, que ha dedicado a los familiares de las víctimas del naufragio
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