Menos ventas en La Jonquera
Los negocios de la localidad fronteriza cifran en un 40% el descenso de facturación en dos meses
Con poco más de 3.000 habitantes y una situación geográfica privilegiada, La Jonquera tiene una capacidad comercial cuatro veces superior a la media catalana. Los comercios y los servicios de este pueblo fronterizo entre España y Francia facturan más de 1.500 millones de euros anuales, y las visitas de turistas franceses, atraídos por los precios más económicos de los supermercados, perfumerías, tiendas de alcohol, estancos o gasolineras, se cuentan por miles. Este pequeño pueblo, situado al norte del Alt Empordà, cruzado por la autopista AP-7 y la N-II, recibe anualmente unos seis millones visitantes, y por él pasan diariamente más de 8.000 camiones. Pero ser frontera no sólo tiene ventajas. El cierre del espacio Schengen a raíz de la Cumbre del Clima de París y de los atentados terroristas del pasado mes de noviembre ha hecho mella sobre el tejido comercial, que cifra entre un 30% y un 40% el descenso en la facturación en los últimos dos meses.
Un bajón que atribuyen a varios motivos: los controles que la policía gala ha realizado en la carreteras fronterizas, especialmente en la autopista y que han provocado algunas colas, y al miedo de los franceses a salir del país a raíz de la masacre. Esta situación ha condenado a los comerciantes, pequeños y grandes,
a una de las peores campañas navideñas que recuerdan en años. “Lo que no hemos vendido es ya irrecuperable, esperemos que en marzo todo vuelva a la normalidad”, afirma Joan Bella, concejal de Comercio del Ayuntamiento de La Jonquera y dueño de una tienda de embutidos en Els Límits, núcleo que registra a diario un 95% de compradores franceses, la mayoría de Perpiñán y su zona de influencia, aunque también de ciudades más lejanas como Montpellier, Narbona e incluso París. “Más que las colas, lo que nos ha afectado es el miedo”, subraya Bella, miembro de la asociación de comerciantes de El Pertús.
La zona azul de La Jonquera ha contabilizado un 30% menos de estacionamientos en diciembre; los autobuses, mayoritariamente cargados de jubilados, que acostumbran a hacer excursiones programadas hasta el municipio fronterizo para comprar y comer bien, abundante y barato, se han reducido en un 15%. “No ha habido ni un día de esta campaña navideña en que hayamos alcanzado los objetivos de ventas”, explica Anna Clarós, trabajadora de una zapatería del centro comercial Gran Jonquera Outlet. “Ha sido un final de año pésimo. En anteriores campañas hacíamos el triple o cuádruple de caja”, agregan Sebas y Hawa, dependientes de una tienda de ropa del mismo espacio comercial.
También los restaurantes han notado la debacle de visitantes galos. El responsable de un local de comida italiana cifra en más de la mitad el descenso de clientela. El dueño de un bufet libre de Els Límits, Jamal Bakkouh, asegura que mucha de la clientela francesa que visita La Jonquera acostumbra a comprar tabaco y alcohol, mercancías que resultan mucho más baratas que en el país vecino, donde los impuestos especiales con que se gravan este tipo de productos son mucho más elevados. “Muchos cargaban antes más de la cuenta y ahora, al haber tantos controles, ya no vienen”, explica. La propietaria de una tienda de mascotas, Conxita Parals, agrega otro factor para explicar la reducción de clientela. “No hay dinero ni trabajo, y las fábricas cierran. Los franceses están viviendo ahora una fuerte crisis económica, como la sufrida en España hace unos años”.
Menos gente en tiendas y restaurantes se traduce también en menos carburante servido. Los surtidores son parada obligatoria para franceses antes de regresar a su país, ya que el carburante les resulta más económico. “Hemos hecho un tercio menos de caja”, explica una de las responsables de las 16 estaciones de servicio que hay ubicadas en el término municipal. Los que parecen no haber notado demasiado las restricciones son los estancos, que aseguran que continúan vendiendo como antes. “Vale la pena seguir viniendo, la caja de 10 paquetes de tabaco resulta hasta 20 euros más barata, y algunas marcas están a mitad de precio”, afirma un joven de Perpiñán.
Los controles policiales se iniciaron el pasado 13 de noviembre e inicialmente iban a durar un mes, pero los atentados de París y la situación de alerta terrorista y de estado de emergencia de Fran-
INPUTS NEGATIVOS La zona azul ha tenido un 30% menos de coches aparcados que hace un año CONTROLES HASTA MARZO Los controles policiales en las fronteras se alargarán hasta el 26 de febrero
cia ha motivado que se alarguen hasta finales de febrero. Hasta entonces, agentes de la policía francesa realizan controles en los pasos fronterizos de la autopista AP-7 y la N-II así como en otras vías de acceso a Francia como la carretera de Portbou o la de Puigcerdà. Unos controles que, según datos del Servei Català de Trànsit, han motivado retenciones de entre 5 y 6,5 km en la AP-7. Colas que se han repetido sólo ocho días desde la masacre de París. La jornada más negra para la red viaria fue el pasado 2 de enero, cuando la AP-7 registró congestiones de hasta 21 km, y la N-II, de 15, por la intensificación de los controles en la frontera y la gran afluencia de franceses que regresaban a su país tras pasar el fin de año en Catalunya. Como alternativa a estas carreteras, los vecinos de La Jonquera afirman que hay vías poco controladas como la carretera de Maçanet de Cabrenys a Costoja, la de La Vajol o la de Espolla por la collada de Banyuls.
La celebración de la Eurocopa de fútbol que se disputará entre junio y julio en Francia puede devolver los controles policiales y el caos en la carretera. La alcaldesa de La Jonquera, Sònia Martínez, ya ha pedido a los cuerpos policiales medidas para agilizar el tráfico durante ese periodo.