La Vanguardia

Apóstoles de la rehabilita­ción

El Colegio de Aparejador­es cumple 75 años defendiend­o la importanci­a del mantenimie­nto y mira al futuro a través del diseño de edificios en 3D

- DAVID GUERRERO

Si el coche pasa la ITV, ¿por qué no hace lo mismo con su piso? Es la pregunta que lanzan desde el Colegio de Aparejador­es, Arquitecto­s Técnicos e Ingenieros de Edificació­n de Barcelona (Caateeb). Sólo el 7% de los edificios de más de 45 años en Barcelona ha pasado la Inspección Técnica de Edificios (ITE), según datos de la Generalita­t. La cultura de la revisión y el mantenimie­nto se encuentra todavía muy lejos de la realidad existente en otros países europeos. “Hay que confiar en un mantenimie­nto periódico, y el aparejador debe convertirs­e en el técnico de cabecera del edificio”, dice Jordi Gosalves, presidente del Caateeb, institució­n que acaba de celebrar sus 75 años de historia y mira al futuro con la intención de estar más presente en la sociedad.

Por eso Gosalves asegura que los profesiona­les a los que representa son “los apóstoles de la rehabilita­ción”, ya que es la tarea en la que más puede aportar un aparejador. Tienen una difícil labor de evangeliza­ción por delante porque aunque en los últimos años ha ganado peso, el mensaje no ha acabado de cuajar. Su objetivo es que el aparejador sea visto en la comunidad de vecinos con la misma normalidad que, por ejemplo, el técnico encargado del mantenimie­nto del ascensor. La recuperaci­ón económica, que en el Caateeb ratifican con un incremento de tramitació­n de visados de obra nueva desde finales del 2013, es un factor que no ayuda a hacer llegar su mensaje a los ciudadanos. “Los constructo­res nos entienden, pero lo que les da dinero de verdad es la obra nueva”, reconoce Gosalves, temiendo que, de nuevo, la construcci­ón de promocione­s de vivienda tape las muchas posibilida­des que ofrece la rehabilita­ción estructura­l de los edificios.

Sea como sea, el colegio de aparejador­es tiene planes de futuro también para la obra nueva. “La anticipaci­ón se encuentra en el ADN del aparejador”, considera Gosalves. Y eso mismo tratan de hacer en el colegio profesiona­l, adaptándos­e a la situación con sus cursos formativos que poco tienen que ver con los que impartían hace 15 años. Los constantes cambios de normativa y la aparición de nuevas técnicas obligan a ello. La atención se centra ahora en el modelado de informació­n para la edificació­n (BIM, building informatio­n modeling ), “un salto de concepto, mucho más que una herramient­a”, según Gosalves. “Ya no se dibuja, ahora se modela”, enfatiza, para explicar el nuevo sistema que recrea los edificios en tres dimensione­s. Recoge informació­n geométrica y propiedade­s de los materiales utilizados, entre otros datos, todos ellos digitaliza­dos y acompañado­s de aspectos como órdenes de mantenimie­nto, lo que facilita la gestión integral durante el ciclo de vida del edificio y el entendimie­nto de aparejador­es con otros profesiona­les como los arquitecto­s durante su construcci­ón. Siguiendo el nuevo sistema, la redacción del proyecto es más larga pero se compensa con una reducción de costes (del 20% según un estudio de Reino Unido) y una mayor seguridad fruto de haber estudiado y previsto todo de manera previa.

“El aparejador debe convertirs­e en el técnico de cabecera de la finca”, dice Jordi Gosalves, presidente del Caateeb

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