Algo más que un chiste
Pitaba Latre. No Carlos, sino Santiago Jaime. Pero el colegiado quiso imitar al inimitable imitador homónimo y se sacó de la manga un penalti de chiste. Hemos visto muchas salvajadas arbitrales en las áreas, comiéndose penaltis claros o, peor aún, inventándose lo que solamente ellos perciben. Pero lo de ayer es inédito. Hacer gestos ostensibles con la cabeza negando que hubiera falta alguna, para segundos después, sin que ocurriera nada nuevo, señalar el punto de penalti. ¿Cometido con la cabeza?
Por esperpéntica y decisiva, era casi obligado comenzar por la decisión que llevó al 2-1. Pero no fue esa la única razón de la derrota españolista.
Al final jugaron Caicedo y Asensio, los dos heridos de la batalla del Camp Nou. Pero como si no. El delantero, evidentemente, no estaba al cien por cien y sin su potencia habitual se quedó en nada. Y otro problema por resolver es el de jugar juntos él y Gerard Moreno. Por su parte, el media punta está inmerso en lo que en la NBA llaman el rookie wall , el bajón que suele afectar a los debutantes mediada su primera temporada. No fue un partido para ellos, sino para los Diop o Hernán Pérez. Ya me entienden. Al Espanyol le faltó precisión en el toque para sacar partido de su supuesta superioridad técnica, al menos de medio campo hacia delante, y lo de jugar a empellones, en oleadas, aprovechando los balones perdidos, el Eibar se lo monta mejor que nadie.
El equipo de Galca sufrió especialmente por la derecha de su defensa, donde un Javi López extrañamente descuidado, que tan bien había estado en la Liga ante Neymar, dejó muchísimos metros de espacio al japonés Inui. Por ejemplo, en el 1-0. Sólo en algunas breves fases (tras el 1-1 y al comienzo del segundo tiempo) llevaron la iniciativa los españolistas. El Eibar suma 30 puntos, 9 más que ellos. Y eso no es un chiste.