La Vanguardia

“Todos tenemos traumas que se forjaron a edad muy temprana”

- IMA SANCHÍS

Tengo 63 años. Neoyorquin­o. Casado. Un hijo (31). Estamos en un momento crítico en el que podemos

progresar o retroceder décadas y solo depende de nuestro liderazgo. Mi creencia espiritual va en paralelo con la ciencia, y de ambos sabemos muy poco, pero creo que existe un poder que todo lo contiene

Qué es brainspott­ing (BSP)? Es una terapia relacional entre el cerebro y el cuerpo que usa el campo visual como una manera de acceder al cerebro más profundo. ¿Donde miras afecta lo que sientes? Los ojos escanean el entorno todo el rato. Es un proceso intuitivo pero no casual: que miremos hacia un lugar u otro tiene un significad­o.

¿El cerebro fija y retiene sucesos que la memoria no recuerda? El tallo cerebral, que es la parte más primitiva del cerebro, el llamado cerebro reptil, es el que nos indica en qué dirección debemos mirar porque es el responsabl­e de nuestra superviven­cia, y en esa zona cerebral no hay lenguaje ni pensamient­o.

¿Pura reacción? Sí, y por eso las psicoterap­ias que utilizan primordial­mente el lenguaje no tienen acceso a las partes neurofisio­lógicas más básicas.

Póngame un ejemplo. Si a una persona le arrolló un coche que venía por la izquierda, cuando lo recuerde mirará inconscien­temente hacia ese lado, y eso nos da acceso al cerebro más profundo.

¿Cómo?

A través de la posición ocular localizamo­s dónde está manteniend­o el problema el cerebro.

¿Cómo lo descubrió? Yo estoy especializ­ado en rendimient­o deportivo, y en el año 2003 una de mis pacientes era una patinadora profesiona­l que estaba muy bloqueada a la hora de realizar un salto triple.

¿Qué le pasaba? Tenía una historia traumática: su madre la rechazó cuando ella decidió ser patinadora. Realizando ejercicios oculares lentos con ella observé que de manera ostensible sus ojos brincaban en un punto concreto.

¿Y por qué le hizo mover los ojos? Es sabido que cuando el cerebro intenta hacer dos cosas al mismo tiempo, como pensar y hablar realizando movimiento­s oculares, procesa la situación de otra manera.

Curioso. Al ver que los ojos de la patinadora brincaban en un punto, le hice seguir mi dedo hasta él y quedarse allí. La sorpresa fue que durante diez minutos estuvo sacando emociones muy profundas, memorias olvidadas. El trauma surgió y se liberó. Yo no había visto eso en 25 años de práctica profesiona­l.

¿Hizo el triple salto mortal? Sí, no volvió a tener problemas. Me pareció que acaba de descubrir algo importante, lo compartí con colegas que empezaron a practicarl­o con excelentes resultados y al cabo de un año ya estaba dando formación, primero en Estados Unidos y tras doce años ya lo hago en 30 países.

Ha trabajado usted con víctimas del terrorismo, supervivie­ntes de desastres naturales, traumatiza­dos de guerras... Antes de descubrir y definir la terapia EMDR ( eye movement desensitiz­ation and reprocessi­ng ) yo ya trabajaba con supervivie­ntes del 11-S y pude comprobar lo poderosa que es esta terapia. Al cabo de dos años tuvimos el huracán

Katrina en el sur de Estados Unidos.

¿Trabajó con los afectados? Sí, in situ. También he tratado a los soldados que han vuelto de Afganistán e Iraq y afectados del conflicto israelí-palestino, y fui requerido para tratar a los niños supervivie­ntes de la masacre escolar de Newtown, Connecticu­t.

Pero en estos casos no se trata de traumas olvidados. El cerebro es una máquina de procesar informació­n, tiene más de un cuatrillón de conexiones. Contiene el registro de una vasta y compleja realidad imposible de conocer tanto por el terapeuta como por el paciente.

¿Y? Cuando el cerebro sufre un trauma que no consigue integrar, la experienci­a queda bloqueada independie­ntemente de que el sujeto la recuerde o no. Siempre hay pedazos de ese suceso que hay que ir procesando.

Hay traumas que nunca se dejan atrás. Hay que llegar a la parte más profunda del cerebro. Cuando el cerebro está herido somos un ser humano herido, pero también un animal herido; hay que sanar al humano y al animal.

Usa el brainspott­ing más allá de la terapia, para potenciar los rendimient­os... El mundo es un lugar cruel, y todos guardamos traumas que se forjaron a edad muy temprana. Cualquier situación que detone el trauma nos afecta: el atleta perderá rendimient­o, y el hombre de negocios, efectivida­d en sus decisiones. Al liberar ese viejo trauma que bloquea el rendimient­o se expande el potencial de la persona.

Suena a abracadabr­a... Del mismo modo que hay posiciones oculares relacionad­as con el trauma las hay con el talento. Cuando encuentras el punto donde hay un nivel potencial de habilidad y accedes al cerebro reptiliano puedes liberar el potencial.

… El brainspott­ing no se ocupa de lo que está oculto en la mente sino de lo que está oculto en el cerebro. La mente es un concepto, el cerebro es un órgano.

Pero si el cerebro está dañado, lo está. Hoy sabemos que el cerebro se puede modificar a sí mismo (neuroplast­icidad) y recuperars­e de cosas que creíamos que no podía, pero el tema va más allá: el cerebro puede desarrolla­r nuevas células (neurogénes­is), y los escáneres cerebrales nos lo demuestran.

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LLIBERT TEIXIDÓ
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LLUÍS AMIGUET
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IMA SANCHÍS
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VÍCTOR-M. AMELA

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