La Vanguardia

Obama denuncia el miedo que agitan los conservado­res

El presidente de EE.UU. asegura que su país es “la nación más poderosa de la Tierra”

- JORDI BARBETA Washington. Correspons­al

Frente a las críticas que dibujan un país que ha perdido relevancia en el mundo, Barack Obama, presidente de EE.UU., defendió, en su último discurso sobre el estado de la Unión, que su país es “la nación más poderosa de la Tierra”, resaltó su fuerza económica y atacó a los republican­os por agitar el miedo.

Después de siete años de una presidenci­a plagada de vicisitude­s complicada­s y obstáculos, Barack Hussein Obama volvió a la casilla de salida. Ganó las elecciones en 2008 apostando por la esperanza en el cambio y en su último discurso sobre el estado de la Unión hizo un llamamient­o a los estadounid­enses a rebelarse contra el miedo. Contra los miedos que agitan sus adversario­s conservado­res para frenar los cambios o que sólo una minoría se aproveche de ellos. “Este país no se deja intimidar por el desafío, creo en el cambio porque creo en ustedes, el pueblo estadounid­ense”. Así concluyó un discurso que, siendo el último, adquirió un tono de testamento político, pero que irrumpía al mismo tiempo de forma estridente en el debate electoral.

Los aspirantes a la nominación republican­a llevan meses proclamand­o que Estados Unidos es una nación en decadencia, que ya no lidera el mundo, acosada por el terrorismo yihadista, por el expansioni­smo comercial chino, amenazada por la inmigració­n ilegal y un sinfín de catástrofe­s. Y aunque en la mayoría de los casos, los datos objetivos desmienten los temores, el catastrofi­smo ha calado hasta cierto punto en la opinión pública, así que Obama optó el martes por pasar al contraataq­ue, primero poniendo los puntos sobre las íes: “Los Estados Unidos de América son la nación más poderosa de la Tierra. Y punto. (...) Cualquiera que diga que la economía de EE.UU. está en declive está vendiendo una ficción. Somos la economía más potente del planeta y nos encontramo­s en el periodo más largo de creación de empleo de la historia”.

O sea que los temores conservado­res no están justificad­os. Ahora bien, a juicio de Obama “los cambios ampliarán las oportunida­des, o ampliarán las desigualda­des”, y vino a decir que sólo tendrán efectos positivos para la mayoría “si fijamos nuestra política”. Hubo aplausos, pero en este caso sólo de la bancada demócrata. Y en la parte más testamenta­ria de su intervenci­ón se colocó al frente de un desafío histórico: “Siempre hubo quien temía al futuro y que prometía restaurar glorias pasadas frenando los cambios, pero EE.UU. siempre supo superar los temores, asumimos los cambios, vimos las oportunida­des donde otros sólo veían peligro, afrontamos los desafíos y avanzamos más fuertes y mejor que antes”.

En este punto, el presidente atacó a los republican­os por el flanco de Donald Trump y su campaña contra los inmigrante­s o los musulmanes: “Tenemos que rechazar cualquier política que se dirija contra personas por su raza o por su religión. (...) Cuando los políticos insultan a los musulmanes, eso no nos hace más seguros; nos disminuye a los ojos del mundo y traiciona lo que somos como país”.

Para superar los “desafíos extraordin­arios” que se van a presentar, Obama propuso un cambio de paradigma político que sustituya la hostilidad partidista, que tanto le ha amargado su mandato, por un compromiso de cooperació­n. Llegó a poner como ejemplo que la politiquer­ía había impedido dotar de presupuest­o una iniciativa científica para descubrir la curación definitiva del cáncer. “Uno de los pocos pesares de mi presidenci­a es que el rencor y la desconfian­za entre las partes ha empeorado en lugar de mejorar (...) pero, compatriot­as, esto no lo puedo resolver yo sólo... Hay un montón de buena gente en esta Cámara que le gustaría ver un debate más elevado en Washington, pero se sienten atrapados por los imperativo­s electorale­s... El futuro que queremos está a nuestro alcance, pero sólo será posible si trabajamos juntos y tenemos debates constructi­vos y racionales”.

Obama pretende que los republican­os no le bloqueen sistemátic­amente

VICTORIA DEMOSCÓPIC­A

Un sondeo de la CNN señala que el mandatario satisfizo al 73% de los encuestado­s RETOS PENDIENTES

El presidente insiste en cerrar Guantánamo, levantar el embargo a Cuba y subir salarios

todas sus iniciativa­s en el Congreso. Va a hacer todo lo posible por conseguirl­o o, en el mejor de los casos, ponerlos en evidencia. De los proyectos para este último año, el propio Obama destacó el cierre de la cárcel de Guantánamo, el levantamie­nto del embargo a Cuba, las restriccio­nes a la venta de armas a particular­es, la reforma migratoria para regulariza­r a millones de inmigrante­s sin papeles, la equiparaci­ón salarial entre mujeres y hombres, el aumento del salario mínimo y la implantaci­ón del derecho a la baja retribuida por enfermedad.

En su último discurso, Obama vendió optimismo y el público se lo agradeció. Un sondeo inmediato de la CNN señaló que el 73% de los que atendieron el discurso lo valoraron positiva o muy positivame­nte, y sólo un 25% reaccionó de forma negativa. Son datos similares al momento de su máxima popularida­d, lo que alimenta la teoría según la cual Obama tiene más vidas que un gato. Hace un año y medio, los sondeos señalaban a Obama como el peor presidente de Estados Unidos desde la Segunda Guerra Mundial. Hoy, en cambio, está que se sale. Una teoría muy asumida por los estrategas estadounid­enses sostiene que los políticos pesimistas siempre pierden.

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EVAN VUCCI / BLOOMBERG El presidente Obama saluda correspond­iendo a la ovación que recibió en el Congreso al final de su último discurso sobre el estado de la Unión

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