Obama denuncia el miedo que agitan los conservadores
El presidente de EE.UU. asegura que su país es “la nación más poderosa de la Tierra”
Frente a las críticas que dibujan un país que ha perdido relevancia en el mundo, Barack Obama, presidente de EE.UU., defendió, en su último discurso sobre el estado de la Unión, que su país es “la nación más poderosa de la Tierra”, resaltó su fuerza económica y atacó a los republicanos por agitar el miedo.
Después de siete años de una presidencia plagada de vicisitudes complicadas y obstáculos, Barack Hussein Obama volvió a la casilla de salida. Ganó las elecciones en 2008 apostando por la esperanza en el cambio y en su último discurso sobre el estado de la Unión hizo un llamamiento a los estadounidenses a rebelarse contra el miedo. Contra los miedos que agitan sus adversarios conservadores para frenar los cambios o que sólo una minoría se aproveche de ellos. “Este país no se deja intimidar por el desafío, creo en el cambio porque creo en ustedes, el pueblo estadounidense”. Así concluyó un discurso que, siendo el último, adquirió un tono de testamento político, pero que irrumpía al mismo tiempo de forma estridente en el debate electoral.
Los aspirantes a la nominación republicana llevan meses proclamando que Estados Unidos es una nación en decadencia, que ya no lidera el mundo, acosada por el terrorismo yihadista, por el expansionismo comercial chino, amenazada por la inmigración ilegal y un sinfín de catástrofes. Y aunque en la mayoría de los casos, los datos objetivos desmienten los temores, el catastrofismo ha calado hasta cierto punto en la opinión pública, así que Obama optó el martes por pasar al contraataque, primero poniendo los puntos sobre las íes: “Los Estados Unidos de América son la nación más poderosa de la Tierra. Y punto. (...) Cualquiera que diga que la economía de EE.UU. está en declive está vendiendo una ficción. Somos la economía más potente del planeta y nos encontramos en el periodo más largo de creación de empleo de la historia”.
O sea que los temores conservadores no están justificados. Ahora bien, a juicio de Obama “los cambios ampliarán las oportunidades, o ampliarán las desigualdades”, y vino a decir que sólo tendrán efectos positivos para la mayoría “si fijamos nuestra política”. Hubo aplausos, pero en este caso sólo de la bancada demócrata. Y en la parte más testamentaria de su intervención se colocó al frente de un desafío histórico: “Siempre hubo quien temía al futuro y que prometía restaurar glorias pasadas frenando los cambios, pero EE.UU. siempre supo superar los temores, asumimos los cambios, vimos las oportunidades donde otros sólo veían peligro, afrontamos los desafíos y avanzamos más fuertes y mejor que antes”.
En este punto, el presidente atacó a los republicanos por el flanco de Donald Trump y su campaña contra los inmigrantes o los musulmanes: “Tenemos que rechazar cualquier política que se dirija contra personas por su raza o por su religión. (...) Cuando los políticos insultan a los musulmanes, eso no nos hace más seguros; nos disminuye a los ojos del mundo y traiciona lo que somos como país”.
Para superar los “desafíos extraordinarios” que se van a presentar, Obama propuso un cambio de paradigma político que sustituya la hostilidad partidista, que tanto le ha amargado su mandato, por un compromiso de cooperación. Llegó a poner como ejemplo que la politiquería había impedido dotar de presupuesto una iniciativa científica para descubrir la curación definitiva del cáncer. “Uno de los pocos pesares de mi presidencia es que el rencor y la desconfianza entre las partes ha empeorado en lugar de mejorar (...) pero, compatriotas, esto no lo puedo resolver yo sólo... Hay un montón de buena gente en esta Cámara que le gustaría ver un debate más elevado en Washington, pero se sienten atrapados por los imperativos electorales... El futuro que queremos está a nuestro alcance, pero sólo será posible si trabajamos juntos y tenemos debates constructivos y racionales”.
Obama pretende que los republicanos no le bloqueen sistemáticamente
VICTORIA DEMOSCÓPICA
Un sondeo de la CNN señala que el mandatario satisfizo al 73% de los encuestados RETOS PENDIENTES
El presidente insiste en cerrar Guantánamo, levantar el embargo a Cuba y subir salarios
todas sus iniciativas en el Congreso. Va a hacer todo lo posible por conseguirlo o, en el mejor de los casos, ponerlos en evidencia. De los proyectos para este último año, el propio Obama destacó el cierre de la cárcel de Guantánamo, el levantamiento del embargo a Cuba, las restricciones a la venta de armas a particulares, la reforma migratoria para regularizar a millones de inmigrantes sin papeles, la equiparación salarial entre mujeres y hombres, el aumento del salario mínimo y la implantación del derecho a la baja retribuida por enfermedad.
En su último discurso, Obama vendió optimismo y el público se lo agradeció. Un sondeo inmediato de la CNN señaló que el 73% de los que atendieron el discurso lo valoraron positiva o muy positivamente, y sólo un 25% reaccionó de forma negativa. Son datos similares al momento de su máxima popularidad, lo que alimenta la teoría según la cual Obama tiene más vidas que un gato. Hace un año y medio, los sondeos señalaban a Obama como el peor presidente de Estados Unidos desde la Segunda Guerra Mundial. Hoy, en cambio, está que se sale. Una teoría muy asumida por los estrategas estadounidenses sostiene que los políticos pesimistas siempre pierden.