Colau anuncia que invertirá 150 millones en los barrios
La alcaldesa anuncia una inversión de 150 millones de euros en 15 zonas de la ciudad hasta 2019
Ada Colau aprovechó ayer su primera conferencia como alcaldesa en el Col·legi de Periodistes –donde cumplió con la tradición instaurada por Pasqual Maragall de pasar revista al estado de la ciudad– para anunciar el que quiere que sea uno de los proyectos estrella de su mandato y mucho más allá, de los próximos diez años. En breve, el gobierno municipal, en colaboración con los grupos municipales de la oposición, los alcaldes metropolitanos y los vecinos y vecinas de Barcelona, comenzará a elaborar un plan de barrios, un plan de choque para aquellos territorios
La edil plantea esta iniciativa como uno de los proyectos estrella de su primer mandato
más vulnerables y donde más se reflejan las desigualdades sociales y económicas agravadas por la crisis.
El plan de Colau, que, como ella misma admitió, recuerda, y mucho, a las actuaciones realizadas por los gobiernos tripartitos de izquierda en la Generalitat en cumplimiento de la ley de ba-
rrios, ya tiene una estimación presupuestaria para este mandato que finalizará en el 2019: 150 millones de euros que se aplicarán en quince barrios, los del eje del río Besòs, Ciutat Vella (especialmente el Raval), SantsMontjuïc (la Marina del Prat Vermell, en la Zona Franca) y los de montaña, un concepto aplicable a muchas zonas de la ciudad pero que, lógicamente, no se refiere a los barrios de renta alta, como Pedralbes, sino a algunos de los que figuran entre los de renta más baja de la ciudad, como Torre Baró o Ciutat Meridiana.
La alcaldesa dejó claro que su plan –que aseguró que no supondrá un freno a la inversión en otros barrios– tiene vocación de “pacto de ciudad”. Desde su convicción de que Barcelona es a la vez barrio (identidad) y metrópoli (“la ciudad real”), puso un énfasis especial en la necesidad de que la Barcelona que ya mira al mar eche ahora algo más que un vistazo al Besòs. Se trata de poner el foco a lado y lado del río y de ahí su propósito de actuar coordinadamente con las alcaldesas de Badalona, Santa Coloma de Gramenet y Montcada i Reixac. El objetivo es que ese eje fluvial deje ser “el corredor de la pobreza y la vergüenza”.
Que el plan de barrios de Ada Colau se inspira en el programa de regeneración activado por los tripartitos presididos por Pasqual Maragall y José Montilla se nota incluso en el fichaje, anunciado ayer por la propia alcaldesa, del geógrafo, exsecretario de Política Territorial de la Generalitat y padre ideológico de aquella ley de barrios, Oriol Nel·lo, como asesor destacado de esta iniciativa. La principal diferencia que Colau apuntó respecto al plan de barrios socialista estaría, según ella, en una mayor implicación de la ciudadanía en los proyectos de cada territorio, en el “empoderamiento” por parte de los vecinos de las políticas impulsadas por el Ayuntamiento de Barcelona y por aquellos otros agentes –de momento habló de la Generalitat y el Área Metropolitana, sin citar al sector privado– que estén dispuestos a financiarlos.
Después de meses de perturbaciones externas provocadas por la sucesión de contiendas electorales, la alcaldesa quiso ayer centrar su discurso en la Barcelona que, a su juicio, mantiene una bue na marcha económica y asiste ya a cambios importantes en la forma de gobernar. En presencia del jefe de filas del PSC, Jaume Collboni, y del concejal de ERC Jordi Coronas (en las primeras filas también estaban el exalcalde convergente Xavier Trias y el edil del PP Xavier Mulleras), Ada Colau verbalizó con más claridad que nunca su propósito de ampliar la base de un gobierno en franca minoría y que ni siquiera ha podido aprobar todavía sus primeros presupuestos. “Yo, personalmente, quiero un acuerdo de gobierno de izquierdas en la ciudad de Barcelona”, sentenció la alcaldesa, que pasó de este modo la pelota a los grupos de ERC, PSC y la CUP, las tres formaciones con las que aspira a obtener la mayoría que no le dieron las urnas el 24 de mayo del año pasado.
Colau deja claro que su primera entrevista con Puigdemont no será un mero trámite
Ada Colau explicó que ya ha solicitado una entrevista con el nuevo presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, y que espera que pueda celebrarse antes de que termine enero. ¿Una entrevista meramente protocolaria? En absoluto. La alcaldesa de Barcelona quiere que su primer encuentro con el exalcalde de Girona –al que hace unos meses negó la adhesión de Barcelona a la Associació de Municipis per la Independència– sea ya un encuentro “de trabajo”. Colau explicó por qué quiere ir al grano: “Llevamos meses de bloqueo y de instituciones a medio gas, tenemos muchos temas en común, consorcios sanitarios, servicios sociales, y también los planes de barrios serán una oportunidad de colaborar”.
Además de anunciar planes de futuro, la alcaldesa de Barcelona hizo público en el Col·legi de Periodistes su diagnóstico del momento que vive la ciudad. No dudo en calificar a Barcelona como una “ciudad de éxito” y en celebrar la buena marcha de la ciudad en muchos aspectos, incluido el turismo, aunque se manifestó en contra de los “monocultivos” económicos y, sobre todo, reiteró su discurso –el mismo que le llevó a la alcaldía hace ocho meses– sobre la apertura de una brecha entre “las dos Barcelonas”. “Esta es una ciudad en la que no se ha dejado de generar riqueza, pero en la que se han disparado las desigualdades. Las rentas bajas o muy bajas –afirmó– han pasado (durante los años de la crisis) de suponer el 20% de la población de la ciudad a representar el 40%, y la renta familiar disponible en Pedralbes es 7,25 veces la de Trinitat Nova”.