Los almuerzos de los miércoles
GUSTAVE Le Bon fue un personaje que alcanzó celebridad en el mundo intelectual francés, a principios del siglo pasado, por organizar Les déjeuners du mercredi (Los almuerzos de los miércoles), por los que pasaron personajes tan dispares como el poeta Paul Valéry, el filósofo Henri Bergson o el político Raymond Poincaré, que fue presidente de Francia. Le Bon era físico, lo que le permitía ganar dinero con sus diseños científicos, que se gastaba en placeres mundanos como la gastronomía. Pero, además, gracias a estos almuerzos semanales escribió varios libros sobre sociología –la psicología social era su segundo oficio–, que son tratados sobre el comportamiento humano, con aplicación a la política. A Le Bon corresponde una frase, que a veces se olvida: “Gobernar es pactar; pactar no es ceder”. En la última legislatura se ha pactado poco, o lo que es lo mismo, se ha hecho poca política. Este déficit, resultado de una interpretación equivocada de la mayoría parlamentaria, no ha contribuido a mejorar los problemas que el país tiene encima de la mesa, que no son pocos. Pero las elecciones han cambiado el panorama: es imposible gobernar sin alianzas. A veces las situaciones más complejas pueden desembocar en las soluciones más imaginativas. Se suceden las reuniones para negociar acuerdos. De momento, ayer PP, PSOE y C’s pactaron la composición de la Mesa del Congreso. Y, por primera vez desde la transición, el presidente no pertenece a la fuerza más votada. Sin embargo, el gran asunto pendiente es la presidencia del país. Y el PP tiene que abrir juego en esta decisiva partida. Desde sus filas se ha sugerido una legislatura corta donde se afronten las grandes reformas que necesita España, incluida la Constitución. Vuelve la política, emergen los pactos. Hasta en Casa Manolo, el bar de las croquetas gigantes de detrás de las Cortes, se hablaba ayer de todo esto. Como si fueran los almuerzos de Le Bon. Y no era Francia.