Jordi Rollán
El mundo cultural homenajea a una de las grandes peñas de tertulianos de Barcelona
PINTOR
Jordi Rollán, pintor y vicepresidente del Cercle Artístic de Barcelona, ha sido el coordinador de la exposición que ayer se inauguró para rendir homenaje a los pintores que formaron parte de la peña La Punyalada.
JOSEP PLAYÀ MASET
Cuando el periodista Andreu Avel·lí Artís, más conocido como Sempronio, entraba en el restaurante La Punyalada hacía un simpático saludo general. Antes de sentarse se quitaba el sombrero y lo alzaba tan arriba como le permitía el brazo. El también periodista Joaquim Ventalló se hacía servir una copa de ginebra para acompañar su caliqueño. Y el último en llegar era el pintor Jordi Curós, que pedía un bocadillo con tomate y filete de ternera acompañado de un rioja. Todo eso pasaba antes de empezar la tertulia que cada sábado por la tarde reunía a una treintena de artistas y profesionales diversos en el local situado en la esquina del paseo de Gràcia con la calle Rosselló de Barcelona. Eran los integrantes de la peña La Punyalada, que perduró más de treinta años, entre 1965 y 1998, cuando cerró el local.
El coleccionista Gustau Camps daba la consigna: “Aquí no se puede hablar de política ni de religión”. Sempronio lo resumía diciendo: “En una época en que prevalece el individualismo más feroz, el mérito de la peña La Punyalada es haber encontrado el punto dulce de la discusión, de la crítica sin hiel, de la polémica civilizada”. Se hablaba poco de fútbol y menos de política, y eso todavía lo hacía más insólito. Las charlas se centraban sobre todo en la pintura y la literatura, en las discusiones entre pintura clásica y contemporánea, entre picassianos y antipicassianos.
Ahora la historia de esta peña y de todos sus participantes la podemos repasar gracias al libro Penya La Punyalada, que ha publicado el médico Manuel Sarró, uno de sus integrantes, y la exposición que ayer se abrió en el Reial Cercle Artístic de Barcelona, junto a la catedral. La exposición la inauguró otro tertuliano, el crítico de arte Josep Maria Cadena, que la definió como una expresión de nuestra maquinaria civil que fomentaba el compañerismo, el entendimiento, el respeto y la acción común con trascendencia social.
La exposición, organizada por el pintor Jordi Rollán, tertuliano y al mismo tiempo vicepresidente del Cercle, muestra 28 pinturas de reconocidos artistas que pasaron por la peña en un momento u otro: Emili Grau Sala, José L. Florit, Josep Viladomat, Frederic Lloveras, Vives Fierro, Xavier Blanch, Benet Sarsanedas, Josep Cruañas, Rafael Griera, Jordi Curós, Alfred Figueras, Josep Bestit... Las obras se apoyan en una serie de fotografías de miembros de la peña y de algunos encuentros, así como documentos de la época. No se han podido exponer pero sí reproducir en fotos los retratos de la peña que hicieron Griera, Florit, Serra y Curós (que hizo dos). Precisamente sobre este último pintor es la anécdota de que después de pintar el cuadro con todos los integrantes de la peña lo expuso en el restaurante. Un día entró un hombre de mediana edad, muy elegante y con un habano en la mano y pidió comprarlo. Era el empresario Julio Muñoz Ramonet y se lo llevó. Curós pintó otro retrato y también lo colgó del comedor. Y pocos días después Muñoz Ramonet repitió la operación y también se lo
LA EXPOSICIÓN El Cercle Artístic expone 28 obras de pintores que fueron miembros de la peña
EL LIBRO
El médico Manuel Sarró explica la historia de quienes participaban en La Punyalada
ANÉCDOTA
Julio Muñoz Ramonet compró los dos retratos de la peña que hizo Jordi Curós
quedó. Ahora las dos obras forman parte de los cuadros que están en litigio entre el Ayuntamiento de Barcelona y las hijas del empresario arruinado.
A principios de los 80 la peña llegó a tener cerca de 60 tertulianos. El escultor Martí Llauradó, el pintor Bosch Roger y el coleccionista Gustau Camps están considerados como los fundadores, pero había otros fieles como el notario Raimon Noguera, los críticos Rafael Santos Torroella, Joan Cortés, Gich Bech de Careda y Enric Jardí, los periodistas Ventalló y Sempronio, los médicos Manuel Sarró y Francesc Anglès, el académico Guillermo Díaz Plaja, el librero Joan Marca... y un numeroso grupo de pintores. No había ninguna mujer. Dicen que acudió una vez la pintora Teresa Llacer, pero no se debió de sentir bien entre tantos hombres. Una de las fotos muestra también el día que fueron Miró y Chillida.
Esta peña nació en realidad en 1914 y fueron sus fundadores el filósofo Francesc Pujols, el profesor de piano Francesc Quintàs, el periodista Francesc Moragas y el compositor Jaume Pahissa, a los cuales pronto se añadió Santiago Rusiñol. Entonces era el Olimpic Bar, pero ya era conocido con el nombre de la Punyalada, porque dicen que un hombre había muerto de una cuchillada. Por aquella primera peña pasaron desde Rubén Darío hasta Pío Baroja, Valle-Inclán, Manuel de Falla y Carlos Gardel, pero se disolvió a mediados de los años 30.
Lluís Permanyer, en el prólogo del libro de Sarró, dice que “Barcelona merece ser calificada como ciudad de tertulias”, que ha podido documentar medio centenar y que la más relevante fue la peña Gran del Ateneu que reunió nombres como los de Sagarra, Pla, Ors, Dalí, Pujols, Plana... La base del éxito es que haya siempre un personaje fijo, un cul de café, que en el caso del Ateneu era Quim Borralleras.