El arranque de la legislatura aleja una alianza PSOE-Podemos
Rajoy advierte que un gobierno de la izquierda sería “una bomba de relojería”
Pedro Sánchez soltó una risotada ayer cuando le informaron de que Patxi López había asegurado asumir la presidencia del Congreso “para una legislatura de cuatro años, en principio”.
Nadie en el PSOE sueña con una legislatura completa, si hay investidura. Otra cosa es que algunos ponen un plazo de apenas tres meses, hasta una repetición de las elecciones que consideran inevitable. Y otros, aun confiando en que una carambola final lleve a Sánchez a la Moncloa, presumen que su mandato se podría prolongar unos dos años. No obstante, en el equipo del líder del PSOE hace más de un año que lo tienen previsto: “Podría haber varias legislaturas de dos años, lo que no quiere decir que no se puedan sacar adelante grandes leyes o grandes reformas democráticas”.
“Me temo que la legislatura va a ser corta”, admitió Carme Chacón. “Pero lo corta que sea, va a ser de reformas”, añadió. Sánchez está dispuesto a jugar todas sus cartas y, de momento, se felicita de que la tercera autoridad del Estado la ostente desde ayer un socialista. “Lo próximo, la presidencia del Gobierno”, insisten en confiar sus fieles.
La negociación que fraguó la investidura de Patxi López, y la negativa del PSOE a que Podemos y sus aliados electorales dispongan de cuatro grupos parlamentarios, parece no obstante alejar notablemente la posibilidad de entendimiento entre Sánchez y Pablo Iglesias, según advirtió el líder morado: “Si alguien ha puesto tierra de por medio con la posibilidad de cambio ha sido Pedro Sánchez”, criticó.
Aunque Sánchez no lo vio así: “La formación de un gobierno no se puede ver entorpecida porque Podemos no haya conseguido cuatro grupos”, dijo. “La ley de emergencia social de Iglesias o las medidas que vamos a presentar para reconstruir el pacto educativo o el pacto de Toledo, entre otras, es una hoja de ruta para compartir con un partido que se dice de izquierdas como Podemos”, insistió. Y le recordó a Iglesias que, en breve, habrá de elegir: o permite que Rajoy siga en la Moncloa o facilita su investidura. Sánchez, en esta primera negociación para la constitución de las mesas del Congreso y del Senado, ha pactado con C’s y ha inaugurado también una buena relación tanto con Convergència como con el PNV.
Mariano Rajoy, por su parte, ha sido alertado de los peligros de rebajar su exigencia y pasar de pedir un gobierno de coalición con PSOE yC’s a hablar de un acuerdo de programa y de un “plazo convenido” para la duración de la legislatura.
El presidente en funciones reitera su propuesta de pacto al PSOE y Ciudadanos, y para cuatro años
Entre otros, incertidumbre en los mercados y los inversores.
Por eso ayer volvió a su oferta inicial, la de un gobierno de los constitucionalistas –PP, PSOE y C’s–, que defiendan las mismas grandes prioridades: unidad de España, crecimiento económico, creación de empleo, compromisos europeos, política exterior y de defensa y la lucha contra el yihadismo. En una reunión con el grupo popular, antes de constituirse la Cámara, y posteriormente en rueda de prensa, Rajoy reiteró su preferencia por un acuerdo entre el PP –“que debe asumir su responsabilidad de gobernar”–, PSOE y C’s, “que podría ser para cuatro años, no tendría por qué ser provisional”. Ese gobierno, que estaría apoyado por más de 250 diputados, recordó, podría hacer “las reformas que España necesita, conso-
lidar la recuperación económica y generar seguridad y certidumbre”. Está seguro, además, de que sería “bienvenido por los agentes económicos y sociales”.
Ese sería el gobierno, a su juicio, que respondería a lo que se exige de los políticos: “Entendimiento, acuerdo y sentido común”. Rajoy advirtió que un gobierno del PSOE y Podemos, con la abstención de DiL y el PNV, “no respetaría la voluntad popular ni defendería los intereses generales”, además de que supondría “inseguridad, incertidumbre y una legislatura de corta duración”. Pero, según aseguraron a La Vanguardia asistentes a la reunión a puerta cerrada del PP, dijo que “dada la situación catalana, sería una bomba de relojería descomunal”.