Misser Ferrer, calle con casas nobles
Misser Ferrer es el nombre otorgado a una calle y que suscita diversas teorías entre quienes han aventurado sobre el personaje que evoca.
El comentarista más antiguo, Víctor Balaguer, bautizador oficial del Eixample, se limitó a señalar que se trataba de un antiguo título catalán que equivalía al tratamiento de señor. Ni una palabra sobre la identidad del tal Ferrer.
Lluís Almerich se inclina por acotar el tratamiento a los abogados. Y lamenta que la existencia de tantos letrados con este apellido dificulte dar con el que ha sido honrado con la distinción. Precisa que fue urbanizada la calle en el siglo XIV; recuerda además que también había con igual nombre un teólogo importante, y un abad de Poblet, y el santo Vicent Ferrer.
Joan Amades apunta que era un propietario; también coinciden Vilarrúbia y Jové.
Ricard Suñé apunta sobre algún letrado llamado Ferrer que allí poseyera casas.
Jesús Portavella, autor del estudio canónico sobre el nomenclátor, afirma que era el tratamiento dado a los humanistas, a los que escribían. Y acota así en lo del apellido: el subsíndico del Consell de Cent, y que en 1647 tomó posesión de una serie de casas en nombre de la ciudad, pertenecientes a misser Joseph Amigant y misser Josep Ferrer.
Creo que importa señalar la frecuencia de este apellido en el medievo. Basta repasar la lista de consellers de la ciudad: entre 1274 y 1676 he contado catorce. El que menciona Portavella lo era y aparece citado, además, como notario.
Era una calle con casas nobles. Así la de los Monistrol, que se alzaba en la esquina con la Riera de Sant Joan. La fachada había sido modificada en el siglo XVIII, reforma que le hizo perder interés; con todo, era, según Almerich, una entrada típica de la nobleza castellana. En la otra esquina de la mencionada Riera destacaba la casa del marqués de Castellar, pese a que era mucho mejor la que se alzaba antes del derribo registrado en el siglo XVIII.
¡Quién la había visto y quién la ve después del nacimiento de la Via Laietana!: fue destruido el sector entre las calles Ripoll y Riera de Sant Joan; de ahí que quedara reducida a un tramo corto y anónimo.
A propósito de la casa Monistrol: el caballero del mismo nombre defendió la ciudad en el asedio de 1714. Felipe V lo hizo colgar del dintel de una de las ventanas de su casa; y no sólo eso, sino que para escarmiento público mandó que permaneciera allí un buen tiempo. No fue de extrañar que la familia hiciera después tapiar ese balcón de cruel oprobio; fue conservado en semejante estado hasta su derribo por las obras de la Via Laietana. Se conserva un dibujo del pintor Dionís Baixeras que recoge esta curiosidad.
Felipe V hizo colgar a Monistrol en una ventana y la familia la mantuvo tapiada hasta 1908