Todos quieren a Léa Seydoux
La aclamada actriz francesa, antes imagen de Prada, acaba de fichar por Vuitton
No había más que ver lo fuerte que Nicolas Ghesquière, director creativo de Louis Vuitton, agarraba de la cintura a Léa Seydoux para hacerse una idea del valor que tenía para él. La actriz, última chica Bond en Spectre, es el flamante fichaje de la firma francesa y entra a formar parte de un grupo de embajadoras de la marca, entre las que ya figuran Alicia Vikander y Jennifer Connelly. Lo anunció el pasado viernes Vuitton en su cuenta oficial de Instagram. Seydoux dice así adiós a Prada, después de haberse mantenido totalmente fiel a la firma italiana, que la vestía en sus compromisos sociales, y cambia de bando. La presentación oficial se hizo el martes, en un acto de etiqueta, la sexta gala bianual de Unicef, celebrada en Los Ángeles, donde la actriz francesa pisó firme la alfombra azul vestida con un Vuitton negro vaporoso, de inspiración gótica y escote audaz, creado especialmente por Ghesquière para la ocasión y que atrajo todas las miradas.
Nada nuevo para Léa Seydoux, que a sus 30 años es una de las actrices francesas del momento, con permiso de Marion Cotillard. Inició su carrera hace casi una década en el cine francés y en el 2008 recibió su primera nominación a los Premios César por su papel en La belle personne, y ganó el Trophée Chopard a la mujer revelación del año en el Festival de Cannes. Desde entonces la han llamado mucho desde Hollywood. Ha rodado a las órdenes de directores de renombre como Tarantino, en Malditos Bastardos (2009), de Ridley Scott, en Robin Hood (2010) y de Woody Allen, en Midnight in Paris (2011). También Brad Bird contó con ella en Misión Imposible. Protocolo Fantasma (2011), una experiencia que le supuso luchar contra su gran timidez, según ha explicado la propia actriz, que bromea con que en todas las escenas junto a Tom Cruise sale “con la cara como un tomate de vergüenza”.
De forma más reciente, Wes Anderson dirigió su actuación en El Gran Hotel Budapest (2014). Sin embargo, su escena más memorable son probablemente los siete minutos de sexo explícito que su personaje en La vida de
Adèle mantiene con la otra protagonista, que interpreta Adèle Exarchopoulos. La cinta francesa fue aclamada por la crítica y ganó la Palma de Oro en Cannes, pero ambas actrices salieron traumatizadas del rodaje por la dureza de las escenas de sexo a que las sometió el director Abdellatif Kechiche. “Fue horrible”, dijo explícitamente Seydoux sobre los cinco meses y medio de trabajo con el tunecino. Lejos de esta experiencia, su consagración en el cine anglosajón llegó el año pasado cuando Sam Mendes la eligió para ser la nueva chica Bond en 007
Spectre, el último episodio de la saga, junto a Daniel Craig.
Era inevitable que las marcas de lujo se fijaran en ella. Ya en el 2011 fue la imagen de la francesa moderna y chic para el perfume Candy de Prada. Como imagen de la firma italiana, Seydoux aportaba siempre un toque de sensualidad a los modelos de Prada y también a los de la etiqueta familiar Miu Miu. Su aparición en la alfombra roja es siempre un foco de atención, tanto en el Festival de Cine de Cannes o en los Premios César, donde se la ha visto radiante con diseños de Valentino, Schiaparelli Couture, y Dior.
Sin embargo, Léa Seydoux nació predestinada para el celuloide, en el seno de una familia rica, de la alta burguesía francesa, protestante y amante del cine, aunque sería más explícito decir que su abuelo paterno, de 81 años, es un gran patrón del cine francés, al frente del grupo cinematográfico Gaumont Pathé. Ella marca distancias: “Mi abuelo Jérôme nunca ha sentido el menor interés por mi carrera. Jamás ha movido un dedo para ayudarme. Tampoco yo le he pedido nada, nunca”.
Nacida en una familia de la burguesía francesa, su abuelo Jerôme preside la cinematográfica Pathé