El viejo león
GASTON VIENS (1924-2015)
Resistente y dirigente comunista francés
El viejo león, por su cabellera blanca o simplemente Gaston: así era conocido Gaston Viens, fallecido a los 91 años en Orly, ciudad y suburbio de París cuyo nombre es mundialmente célebre por el aeropuerto, uno de los dos internacionales de la capital, y de la que Viens fue alcalde incombustible durante más de cuatro décadas, de 1965 al 2009.
Una resistencia normal en quien fue uno de los primeros clandestinos en la lucha contra el Ocupante. En 1941, el provenzal nacido en Vaucluse, cerca del villorrio de Viens, sexto hermano en una familia de agricultores, ingresa en las Juventudes Comunistas. En 1942 ya forma parte de los FTP (Francs-tireurs et Partisans, la resistencia interior francesa creada por el Partido Comunista tras la ruptura del pacto germano soviético.
Uno de los fundadores de FTP, que al comienzo contaba sobre todo con veteranos de las Brigadas internacionales, exilados de España, reconocerá más tarde que no sobraban los aspirantes a tomar las armas contra los alemanes. La inexperiencia de algunos resistentes, la delación y la represión en la que colaboraba la policía francesa, con su corolario de arrestos, torturas y fusilamientos, tampoco alentaba vocaciones. El 14 de julio de 1943, Viens fue arrestado por la gendarmería francesa y, tras un año en la cárcel, deportado a Buchenwald.
El tren que lo llevaba salió de Toulouse el 30 de julio y llegó a destino el 5 de agosto, tras un viaje que más tarde Viens calificará de “inhumano”. Recordó también que habían llegado en plena noche, “entre los ladridos de los perrazos y los aullidos de los SS”, que lo raparon y le despojaron de lo poco que llevaba encima. “Pensé que nunca saldría de allí a menos que lo hiciera por la chimenea del horno crematorio”.
Se equivocaba: responsable de un pequeño grupo, en el sector de los políticos, participó en la insurrección del 11 de abril de 1945. “Salí con vida, pero una parte de mí se quedó para siempre –dirá más tarde– en la colina de Ettersberg, cerca de Weimar. Me salvó lo mismo que hubiera debido matarme: mi conciencia política”.
De aquellas peripecias nació el respeto del que gozó durante toda su carrera. De regreso, será uno de los miembros más jóvenes del Comité Central del partido, en el que permanecerá hasta 1964, cuando, según dicen, su excesiva franqueza le cuesta el puesto. Pensó en regresar a Provenza. Pero inesperadamente ganó las elecciones municipales de Orly, desde entonces su ciudad, a la que transforma y moderniza. Será, también, primer presidente de la Diputación provincial.
Criticado por no respetar en su gestión la línea del partido, es excluido en 1989. Pero aún sin la etiqueta, y a pesar de la violenta campaña en su contra de sus antiguos camaradas, conserva el Ayuntamiento. Y es por propia voluntad que lo deja en el 2009.
Formó parte de los resistentes de FTP (Francs-tireurs et Partisans) y salió vivo de Buchenwald