Sidi Larbi, la danza librepensadora
El coreógrafo belga muestra en el Mercat ‘Fractus V’, su obra más política y premonitoria de los atentados de París
Cuando Sidi Larbi Cherkaoui estrenó el pasado septiembre su última pieza coreográfica –una de las pocas en su carrera en las que aparece bailando– no podía imaginar que dos meses más tarde, los atentados de París redimensionarían su trabajo y lo convertirían en algo premonitorio. Este Fractus V que hoy (y hasta el domingo) presenta en el Mercat de les Flors –posiblemente su pieza más política– es un ejercicio de librepensamiento trazado a través del movimiento. Cinco bailarines de distintos backgrounds fusionan estilos hasta crear juntos uno nuevo. Otro giro de tuerca sobre la convivencia entre culturas.
Influenciado por sus lecturas de Noam Chomsky, el coreógrafo belga de raíces marroquíes –y religión musulmana– se cuestiona el porqué de los choques entre
“Planteo la dificultad de observar el mundo tal cual es, y la necesaria fractura de cada uno para poder crecer”
culturas y el modo de resolverlos; se pregunta por el modo en que las sociedades se proveen de sistemas políticos y artísticos para protegerse –“pero ¿qué pasa con las víctimas de cada sociedad?”–, y al mismo tiempo va más allá del concepto de libertad de expresión que plantea el filósofo estadounidense para abordar otro que considera más importante y que toma prestado de Alan Wats, el de la libertad de pensamiento.
“A menudo estamos sometidos a pensamientos preconcebidos. Por ejemplo: ‘con el arte no te ganarás la vida’, o ‘en Occidente se vive mejor que en Oriente’”, apunta el coreógrafo en rueda de prensa. “En mi pieza planteo la dificultad de observar el mundo tal cual es teniendo que filtrar gran cantidad de información, como la que abocan los medios a diario, y habiendo de decidir qué es real y qué no lo es”.
Un personaje intenta expresarse micrófono en mano, primero en un estilo, después en otro y en otro, hasta que encuentra su propia voz. Este es el planteamiento de este Fractus V, cuyo título alude a las sociedades fracturadas y a esa fractura natural necesaria de cada individuo para crecer y forha talecerse. “Al igual que crecen las langostas, que tienen una piel tan dura que deben romperla para convertirse en lo que son”, resume poéticamente Sidi Larbi.
Y ahí están los cinco bailarines con sus ideas preconcebidas: el francés Dimitri Jourde, virtuoso del circo; el músico estadounidense del mundo del lindy hop Johnny Lloyd; el bailaor del País Vasco francés Fabián Thomé (ex troupe de Joaquín Cortés); el hiphopero Patric Twoface Williams, de Alemania, y el propio Sidi Larbi, con todas las tradiciones que ido incorporando a su acervo en quince años de carrera, siempre abierto a intercambios coreográficos (Akram Khan, Maria Pagés, Shantala Shivalingappa...).
“Los cinco hemos intentado romper con lo que creemos que es lo correcto en el movimiento. Hemos tenido que dialogar mucho para poder llegar a un punto en el que alguno de nosotros decida... esto está bien. Confío en que el público no vaya identificando estilos distintos sino que vea el todo”, añade el recientemente nombrado director artístico del Real Ballet de Flandes.
La música comparte esa filosofía en Fractus V: colaboran el percusionista japonés Shogo Yoshii, el compositor coreano Woojae Park; el virtuoso intérprete indio de sarod Soumik Datta, y el cantante congoleño Kaspy N’dia. Ocho nacionalidades e identidades dialogando para llegar a un todo intenso, dramático y fluido.