¿Qué es Mozart?
Mitsuko Uchida + Mahler Chamber Orchestra
Lugar y fecha: Palau 100. Palau de la Música (11/I/2016) Después de este monográfico Mozart que nos han dejado la pianista japonesa vienesa de adopción y la Mahler Chamber, cabe preguntarse qué es Mozart.... La historia de lo musical proyecta conceptos, modificaciones simbólicas, y cada realidad impone necesidades de un tipo de sonido. Hay que contar también lo que supone en un grupo en gira las exigencias de la interpretación. Uchida y los Mahler hicieron sin duda una lectura de lo que en este caso ellos consideran que es la música de Mozart, pero incluso para ellos, si les hubiese dirigido Abbado, habría cabido otra versión.
En este caso ya desde el comienzo del Concierto nº 19 en Fa mayor, fue evidente que dominó en piano y orquesta una apuesta por la potencia sonora, por la impulsividad. El pianismo de la solista –y aparente directora entusiasta– resultó en este caso uniforme en cuanto a medios expresivos, con escasa especulación y libertad como para jugar con los diálogos temáticos y los matices (un sonido más bien duro), y la intencionalidad. Mejoró en expresividad el final, porque ahí ya apunta maneras de gran concierto de piano. Debemos pensar que Mozart escribió estos conciertos porque los tocaba él mismo como medio de vida, y como tal, los guiños al público, los diálogos con los vientos (hubo muy buen trabajo), todo está cargado de su personalidad. La versión, con mucha presencia de cuerda alta, careció de sustento en los bajos.
Siguió el Divertimento en Si bemol menor, una pequeña sinfonía de cuerdas, responsabilidad de la orquesta, que dejó ver carencias serias en homogeneidad y cierto embrollo entre primeros y segundos violines, posiblemente por falta de dirección o ensayo. Desde luego, salvo los Allegro, el Andante inicial nada tuvo de “divertimento” ni de gracia. Cerró el programa el Concierto en Re menor, nº 20, que ya tiene maneras de gran concierto para piano. Uchida no sabría qué hacer si dispusiese de un fortepiano, ya que apuesta por la sonoridad a buen volumen, incitando a la orquesta a seguirla en ese camino, salvo pequeños pasajes en que las dinámicas mozartianas eran irrebatibles. Pero como buena intérprete, este tipo de obras más elocuentes le va mejor, en la generación de tensiones, y aprovechó la cadencia para subrayar el genio de Mozart, imprimiendo con fuerza musicalidad en la Romanza y movimiento final. A pesar de que tenían dos trompetas naturales y timbales de época, la sonoridad del conjunto fue demasiado incisiva para el color mozartiano.