Ada o el ardor (de cine)
Si Ada Colau no va al cine, o no lo considera y lo minusvalora, como minusvalora la cultura entendida como una industria, entonces, el cine deberá ir a la alcaldesa de Barcelona... Para pedirle cuentas. O eso pensaba parte del sector del cine catalán antes de oír ayer a Ada Colau. Entre otras cosas porque hasta ayer mismo la alcaldesa nunca se había reunido oficialmente con el mundo del cine. Pero esa parte del sector cinematográfico predispuesta contra la alcaldesa tuvo que cambiar de opinión y, como colofón, aplaudir con entusiasmo sus palabras.
Porque Ada Colau se mostró ardorosa en su defensa del cine catalán, decidida y rotunda en su apoyo del cine –y sus rodajes en la ciudad– “en la medida en que no entre en conflicto con las necesidades de los vecinos”.
Colau considera que el cine, como la cultura en general, es el espejo en que, como colectividad, nos miramos. Y lo tiene en alta estima, afirmó ayer frente a una nutrida representación del cine catalán reunida en el Palauet Albéniz, un hermoso marco –de película casi– donde la Acadèmia del Cinema Català reconocía ayer, como miembros de honor, a cinco personalidades del cine catalán: el exhibidor Narcís Agustí, la actriz Asunción Balaguer, el cronista de cine Jaume Figueras, Elisenda Nadal, que fuera durante décadas directora de Fotogramas, y el fotógrafo Leopoldo Pomés.
La primeras palabras de la alcaldesa –frente a unos 150 representantes del sector en todas sus variables– fueron, no obstante, de reprimenda; de reprimenda amable pero sentida: “No veo –dijo– ningún nombre de mujer entre los candidatos a mejor director ni en las otras categorías que no sean estrictamente femeninas”.
No hay, efectivamente, ninguna mujer entre los candidatos a dirección, producción o en fotografía a los premios Gaudí, lo que Colau definió no de un agravio, sino de “un reto colectivo que se debe visualizar”.
“El cine es muy importante para Catalunya y para Barcelona”, subrayó la alcaldesa tras bromear en clave cinematográfica: “Creo que la realidad –la realidad política– supera estos días cualquier ficción que podamos imaginar”.
Pero insistió en la importancia del cine y de la cultura: “No podemos vivir con dignidad sin cultura”, afirmó. Y agradeció los servicios prestados por el cine a Barcelona: “Como ciudad estamos en deuda con el cine, que nos ha puesto en el mapa cultural (y turístico) mundo”, dijo la alcaldesa ante la sonrisa complice de Isona Passola, presidenta de la Acadèmia del Cinema Català, que ejercía de acompañante oficial de la alcaldesa en su primer encuentro con el cine.
Efectivamente, el mundo del cine catalán fue ayer a ver a la alcaldesa a su casa; o a una de sus casas oficiales, que es el Palauet Albéniz, esa joya del patrimonio barcelonés que acogió ayer la ceremonia de la Acadèmia del Cinema Català, en un encuentro previo a la entrega de los premios Gaudí, que tendrá lugar el domingo 31 de enero en el Auditori del Fòrum.
Una ceremonia que será presentada por Rossy de Palma. “En la que estamos trabajando contentos, pero bajo presión”, comentó Isona Passola.
“No veo ningún nombre de mujer entre los candidatos a mejor director”, dijo la alcaldesa