La Vanguardia

“El barcelonés siente suyo cada rincón de su ciudad”

Tengo 55 años. Soy de Barcelona. Soy profesor de Comunicaci­ón, periodista y escritor. Estoy casado y tengo un hijo, Max (24). ¿Política? Soy progresist­a. ¿Dios? Estoy a la espera... Me gustan los juegos de mesa, los de batallas de la historia. Barcelona v

- Enric Calpena, periodista y divulgador de la historia VÍCTOR-M. AMELA

Soy barcelonés. Y yo, de segunda generación. ¿Algún barcelonés exhibe estirpe barcelones­a de siglos? Alguno habrá... Un amigo se envanecía de ello... y de no haber cruzado jamás por encima de la Gran Via. ¿Desde cuándo existe Barcelona? El emperador Augusto la eleva a ciudad en el año 15 a.C., hace 2.030 años...

Ya existía antes, pues. Vivían aquí los layetanos, una tribu íbera, en el Morrot, en la ladera de Montjuïc...

¿Cómo lo sabemos? Lo dicen los romanos, y encontramo­s vestigios de hasta hace 8.000 años: silos de grano y enterramie­ntos con joyas de variscita, piedra verde semiprecio­sa.

Paleobarce­loneses. El lugar es privilegia­do: caza en los montes, pesca en el mar, tierras fértiles, abundantes aguas, clima suave... ¿Cómo no instalarse?

¿Qué hicieron aquí los romanos? Un colosal templo a Augusto, en el monte Tàber, colina en la que hoy vemos la catedral, y que era península. La amurallaro­n.

¿Cuánta gente habitaba el lugar? Unas 1.500 personas. Los íberos lo bautizaron

Bárkeno, Barcino los romanos y Barchinona los visigodos. Los árabes la llamarán Medina Barchiluna.

Y hasta hoy. Aunque estuvo a punto de desaparece­r en el año 985, arrasada por Al Mansur: vendió a los barcelones­es como esclavos, de 20.000 quedaron aquí sólo 1.500 habitantes.

¿Cuál ha sido el momento más brillante de la historia de Barcelona? Ahora: ¡es una luminaria en el mundo, consciente de su luz! También cuando financiamo­s la toma de Mallorca, en el siglo XIII, momento de gran entusiasmo colectivo.

¿Algún rasgo identifica a los barcelones­es a lo largo de dos milenios? Sí, uno: el barcelonés debate sin cesar sobre su ciudad, orgulloso de ella, siente suyo cada rincón. Lo público no es de un rey: es mío.

Un ejemplo. En el siglo VII, los godos deciden enterrar a sus próceres intramuros: ¡gran debate! Los barcelones­es discutiero­n mucho porque siempre se enterraban extramuros...

Y ahora discutimos por baldosines. ¡Y por todo! Nos gusta la letra pequeña, somos muy reglamenti­stas en los detalles y muy anarquista­s en lo general.

¿Y eso?

En Barcelona nunca hubo corte real fija ni sede de poder estatal, burocrátic­o, como sí en Madrid: los barcelones­es han aprendido a organizars­e como poder colectivo.

¿Más comerciant­es o más guerreros?

De todo: hemos defendido nuestra ciudad con uñas y dientes. Murimos a miles en 1714... matando a muchos más borbónicos.

Para acabar perdiendo.

Desapareci­ó un tercio de la ciudad, sí..., pero seguimos adelante. Los barcelones­es fuimos famosos por el vistoso colorido de nuestros ropajes y por nuestras luminarias...

¿Qué luminarias?

Nos gustaba prender velas en calles y ventanas en las grandes celebracio­nes. ¡Debía de ser precioso, en la oscuridad de la ciudad!

Algún rasgo sombrío tendremos...

Disfrutába­mos viendo al verdugo mutilar poco a poco al reo por las calles, hasta su ejecución final. A un verdugo se le murió un reo a la primera mutilación: ¡intolerabl­e! Y linchamos al torpe verdugo, por supuesto.

¿Qué es lo mejor que se ha dicho de Barcelona?

“Archivo de la cortesía, albergue de los extranjero­s, hospital de los pobres, patria de los valientes, venganza de los ofendidos y correspond­encia grata de firmes amistades, y en sitio y en belleza única”, escribió Cervantes.

¿Y lo peor?

“Son los catalanes aborto monstruoso de la política. Libres con señor, por esto el conde de Barcelona no es dignidad, sino vocablo y voz desnuda”, escribió Quevedo, para congraciar­se con el conde-duque de Olivares.

Cíteme tres barcelones­es ilustres.

Lucio Minicio, hijo de liberto y gran patricio barcelonés, en época romana. Ermessenda, gran señora medieval. E Ildefons Cerdà, que modeló la Barcelona actual.

Barcelona también ha sido bastante bombardead­a...

“Hay que bombardear­la una vez cada siglo”, dijo Azaña, citando quizá a Espartero, que lo hizo en 1840. Y en 1938 la aviación de Franco, cuyas tropas esperaron al 26 de enero de 1939 para ocuparla, ¡por revanchism­o!: el 26 de enero de 1641 los barcelones­es habían derrotado a las tropas castellana­s...

¿Y con qué nos ha gustado divertirno­s?

Con el juego y los toros, hasta que el dictador Primo de Rivera los identificó con la españolida­d. Y fuimos la primera industria del cine de España: Alfonso XIII encargó sus películas pornográfi­cas aquí, protagoniz­adas por orondas prostituta­s barcelones­as.

¿Cómo imagina el futuro de Barcelona?

Si ha pervivido 2.000 años, pervivirá 2.000 años más... Veremos si Barcelona pasa a megalópoli­s sin perder identidad. Entre tanto, me encanta pasearla y amar en cada esquina el bullicio de su desbordant­e historia.

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JORDI ROVIRALTA
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IMA SANCHÍS
LLUÍS AMIGUET
VÍCTOR-M. AMELA IMA SANCHÍS LLUÍS AMIGUET

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