La Vanguardia

El gordo de gordos

EE.UU. revive la fiebre del oro con un sorteo que, tras dos meses, reparte 1.600 millones de dólares entre tres agraciados

- FRANCESC PEIRÓN

Los tres ganadores de la lotería estadounid­ense Powerball se repartirán 1.600 millones de dólares, la mayor cantidad jamás otorgada en un solo premio de lotería, una cifra que había provocado una auténtica locura por adquirir números.

Una preocupaci­ón menos. En el fondo, los ciudadanos de Estados Unidos se han quitado un peso de encima, una losa de nada menos 1.600 millones de dólares (1.475 millones de euros).

A la tentativa número 20, el servicio de loterías otorgó entre tres ganadores el mayor bote acumulado en este país. Se aseguró, además, que este se ha convertido en el premio más gordo repartido en un sorteo a nivel mundial.

La tentación de ese histórico bote, acumulado a partir del 7 de noviembre, resultaba demasiado. La gran fascinació­n por ser mil millonario. Incluso la recurrente charla sobre Donald Trump –¿puede ser presidente?, se preguntan muchos, asombrados– ha cedido terreno ante esta Primitiva en versión barras y estrellas.

Por ejemplo, en el escenario de Nueva York. Residentes de largo y corto recorrido, que jamás habían jugado al Powerball –aquí se llama así–, da igual que fueran pobres, ricos o de la clase media en vías de extinción, todos se han visto casi obligados a rellenar los boletos. A participar en el mayor sueño colectivo y monetario que jamás había existido en el territorio del famoso sueño americano.

El catalán Robert, con un par de años de convivenci­a en la Gran Manzana, se sentía “obligado” a participar. Le cogió tan despistado este fervor que ni siquiera sabía a qué lugar debía acudir. En su grupo de whatsap buscó el asesoramie­nto de sus amigos.

–¿Sabéis dónde se puede rellenar la Powerball?

–Yo la compró en la bodega que hay en la esquina de mi casa.

La respuesta de ese colega gallego, pero con pasaporte de EE.UU., le dejó descolocad­o. –¿En las tiendas de vinos? –No, son esas pequeñas tiendas de ultramarin­os que por influencia de los latinos se denominan bodega hasta en inglés.

Los números de la suerte –08,27,34,04 y 19, con el complement­ario del 10– que salieron la noche de este miércoles acabaron con la pesadilla. La suma había ido trepando desde los 40 millones sin dueño del penúltimo mes del pasado 2015.

Con unas posibilida­des de una entre 292 millones –a un coste de mínimo de dos dólares por cada ticket con las seis cifras– , al poco trascendió que había obrado el milagro. Había un ganador en Chino Hills, en California.

Fue expedido en una franquicia del 7-Eleven. “Espero una llamada, tal vez un pequeño regalo”, confesó Balbir Atwal, dueño del negocio frente a la cámaras, en un clima de euforia.

¿Otro miembro para la lista de mil millonario­s? Pues no. No había un ganador, sino tres.

Los otros dos salieron ayer en Melbourne Beach, en Florida, vendido en el supermerca­do Publix, en una zona de alta afluencia turística, y el tercero en Munford, Tennessee, sin que se precisara cuál de los tres establecim­ientos de la localidad habían realizado la operación multimillo­naria.

Los agraciados seguían en el anonimato. Disponen de 90 días para pedir lo suyo. Según la estimación final de las ventas, se distribuir­án 1.568 millones. Lo pueden hacer aceptando unos 533 millones en 30 anualidade­s o bien repartiénd­ose en efectivo 983.5 millones de una tacada.

Ninguno de los tres deberá pagar impuestos en los estados. Pero no se librarán del 39,6% de las tasas federales.

Una demostraci­ón de esta moderna fiebre del oro lo muestra el crecimient­o del bote. En sólo dos semanas, situado entonces en 400 millones, se ha multiplica­do por cuatro. Las apuestas equivalen a una ventas de 2.600 millones desde el 7 de noviembre.

El sorteo deja, además, otros ocho boletos agraciados con dos millones del Power Play y 73 de un millón. En todos estos casos acertaron los cinco dígitos (la diferencia es que en ocho casos pagaron un dólar más para doblar) pero fallaron en el Powerball, en el 10. La cadena ESPN ilustró los números de la fórmula millonaria con camisetas de estrellas del deporte. El diez correspond­ió a Messi.

Hay otra imagen que deja esta peripecia. En seis estados no se vende esta lotería (Alabama, Alaska, Hawái, Misisipi, Nevada y Utah). Estos días, en los medios aparecían imágenes e historias de vecinos de Alabama que viajaban desde sus domicilios –en Decatur o Pinson– y se iban a hacer cola al estado vecino de Georgia, a Tallapoosa.

En sus indagacion­es, Robert al final no rellenó ningún ticket. No jugó. “Una amiga de mi esposa me dijo: ahórrate tu par de dólares”. También ganó.

Ha sido el mayor sueño colectivo y monetario jamás experiment­ado en Estados Unidos El bote empezó en noviembre con 40 millones y se ha ido acumulando hasta la locura

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WILL LESTER / AP Celebració­n en el establecim­iento 7-Eleven de Chino Hills (California), que vendió uno de los tres boletos ganadores

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