La Vanguardia

El terrorista de Estambul solicitó asilo como víctima del Estado Islámico

- RICARDO GINÉS Estambul. Correspons­al

“He perdido a gran parte de mi familia debido a ataques del Estado Islámico. Solicito asilo temporal en Turquía y luego me dirigiré a Europa donde quiero vivir como refugiado”. Interrogad­o en la Administra­ción de Inmigració­n de Estambul el 5 de enero, Nabil al Fadl, de 27 años, ciudadano sirio nacido en Arabia Saudí, mintió repetidas veces para lograr su objetivo de quedarse legalmente en Turquía, al menos de forma transitori­a, hizo ayer público el diario turco Hürriyet. Lo consiguió y justo una semana después –el pasado martes– se explotaba matando a 10 turistas alemanes en el corazón histórico de la que fue capital de tres imperios.

De hecho, la matanza podría haber llegado a ser más cruenta si no hubiese sido por la guía turca Sibel Satiroglu que estaba informando al grupo de 33 alemanes sobre el obelisco de Teodosio cuando oyó un chasquido. Según sus declaracio­nes a la prensa local, se dio cuenta de que el sonido no era normal y miró a su alrededor. Vio a un “hombre joven en ropa moderna con una barba de chivo” en el momento de tirar del seguro. De inmediato se puso a gritar al grupo de alemanes: “¡Corred!”. Nada más empezar a correr, la bomba explotó. Con más de un millón de visitantes en un año (casi 1,3), Alemania es con distancia el país que más turistas trajo a Estambul el año pasado. De los 12,4 millones de extranjero­s que visitaron la ciudad en el 2015, los alemanes formaron el 7,7% (el segundo situado, Irán, llega a más de 755.000 turistas). Pero esta primera posición peligra seriamente este año debido al elevado número de cancelacio­nes ahora.

Después del trágico martes en Sultanahme­t, los turcos y alemanes tienen en común una mayor preocupaci­ón por la seguridad. Los tres grandes atentados suicidas en Turquía –ninguno todavía reivindica­do por el Estado Islámico– han segado la vida a 154 personas: Estambul (11 muertos y 15 heridos), Ankara (octubre, 109 muertos y 501 heridos) y la localidad del sureste Suruc, (julio, 34 muertos y 40 heridos).

Ayer mismo se produjo un nuevo atentado: al menos cinco personas murieron y 38 heridas al empotrarse un coche bomba contra una comisaria de policía en Cinar, muy cerca de Diyarbakir, en el sureste de Turquía. Entre los muertos, un policía, su hija de cuatro años, otro niño y un bebé. Lo más probable es que la autoría pertenezca a la organizaci­ón armada Partido de los Trabajador­es del Kurdistán, el PKK.

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