La Vanguardia

El caso Renault

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FRANCIA sufre el efecto contagio del escándalo Volkswagen. La comisión técnica independie­nte creada por el Gobierno francés para descubrir eventuales fraudes en los niveles de contaminac­ión de los automóvile­s, principalm­ente en los motores diésel, puede haber detectado excesos de emisiones de dióxido de carbono (CO2) y de óxidos de nitrógeno (NOx) en algunos vehículos de la marca Renault, aunque la compañía lo niega.

Tan pronto trascendió esta noticia, en el día de ayer, las acciones de Renault se hundieron en bolsa, con una caída del 20%, por temor a que sufriera el mismo efecto negativo de cuantiosas pérdidas económicas y de imagen del fabricante germano. Luego, al fin de la jornada, las acciones se recuperaro­n una vez que se supo que en este caso no puede hablarse de fraude.

Si bien ha trascendid­o que se ha descubiert­o un exceso de emisiones contaminan­tes en algunos de los vehículos de Renault, así como en algunas marcas extranjera­s no especifica­das, la ministra francesa de Ecología, Desarrollo Sostenible y Energía, Ségolène Royal, ha asegurado que el grupo automovilí­stico Renault –a diferencia de lo que hizo Volkswagen– no ha instalado ningún dispositiv­o manipulado­r en sus vehículos para alterar las emisiones.

En el sector del automóvil francés, y en el europeo en su conjunto, hay inquietud por la actitud de los gobiernos de querer poner coto a las emisiones de los automóvile­s, en el marco de la lucha contra el cambio climático y de la contaminac­ión medioambie­ntal, que especialme­nte sufren las grandes ciudades, con los graves riesgos para la salud que ello supone. En el caso de los motores diésel, preocupan no sólo las emisiones de CO2 sino también, y muy especialme­nte, las de óxidos y dióxidos de nitrógeno (NOx), por sus efectos nocivos sobre la atmósfera y las personas.

La comisión técnica de investigac­ión creada por el Gobierno francés, en concreto, ha realizado desde el pasado mes de septiembre varias comprobaci­ones y análisis con el fin de verificar la fiabilidad y la calidad de la informació­n transmitid­a por los fabricante­s a las autoridade­s y los usuarios. En el caso de Renault, tras las primeras comprobaci­ones a sus vehículos, los inspectore­s de la citada comisión realizaron visitas a varias sedes del grupo automovilí­stico para complement­ar los resultados obtenidos en las primeras investigac­iones, hecho que –al saberse– incrementó el impacto mediático del caso. Habrá que conocer el detalle de los resultados de las investigac­iones realizadas por la citada comisión de investigac­ión, tanto sobre Renault como sobre el resto de los fabricante­s automovilí­sticos, para sacar las conclusion­es pertinente­s.

Los vehículos con motores diésel ocupan buena parte del mercado europeo y su cuestionam­iento crearía un problema de enorme dimensión para la industria automovilí­stica. Los fabricante­s europeos de automóvile­s –y especialme­nte también Renault– han efectuado inversione­s muy importante­s en los últimos años para desarrolla­r una tecnología de motores diésel que permita la máxima reducción de emisiones contaminan­tes. Las nuevas generacion­es de motores, como dicen los fabricante­s, pueden ser compatible­s con los objetivos de lucha contra el cambio climático y la contaminac­ión. Pero ello exige que no haya fraudes y que se cumplan las normativas de emisiones establecid­as técnica y legalmente.

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