De donde no hay no se puede sacar
Ahora que cierta Europa vive con recelo la llegada de refugiados, algunos fanáticos han empezado en Austria una campaña para que se derribe la mezquita situada en la céntrica Karlsplatz de Viena. Evidentemente, los xenófobos se han desfogado. Atheist Republic recoge algunas de las diatribas. Una: “Este edificio tendría que destruirse porque no pertenece a nuestra cultura. ¿Quién construye mierdas de estas en nuestra sociedad?”. Otra exige saber de dónde ha salido el dinero para levantarla. Otra pide que se derribe inmediatamente la mezquita y que en su lugar se construya una iglesia. Nada diferente a los comentarios demenciales que muchos lectores escriben al final de los artículos de los diarios on line.
El medio que ha disparado la controversia es Die Tagespresse, que publicó la noticia de que Heinz-Christian Strache, presidente del Partido de la Libertad de Austria, de extrema derecha y profundamente xenófobo, había propuesto “que se derribe la mezquita de la Karlsplatz”. Die Tagespresse es el equivalente austriaco de The Onion o El Mundo Today. Supongo que imaginan qué tipo de artículos publican: parodias de los medios convencionales que nos permiten reír si la noticia narrada es ingeniosa o demencial, o las dos cosas al mismo tiempo. Son publicaciones no muy lejos de lo que aquí significó El Be Negre. Hace décadas, la primera vez que me cayó en las manos un ejemplar de The Onion –en aquella época aún se publicaba en papel– pensé precisamente eso: que, sin que The Onion lo conociese, El Be Negre era un predecesor. El humor bueno no sabe de fronteras ni admite calificativos nacionales.
Esa propuesta falsa de Heinz-Christian Strache fue la que encendió los ánimos de sus seguidores. Ninguno de ellos se fijó en que en la Karlsplatz no hay ninguna mezquita. Hay una iglesia, la de San Carlos, un templo barroco construido en 1737 por el emperador Carlos VI como agradecimiento porque la epidemia de peste que asoló Viena hubiese acabado. Tras la catedral de San Esteban es la iglesia más importante de la ciudad. Tiene relieves que representan la vida de san Carlos Borromeo, y una estatua del santo en su frontón. ¿Se parece a una mezquita? Como un huevo a una castaña. Estamos listos si el detalle que ha llevado a los fanáticos a la confusión es el hecho de que tiene una gran cúpula, porque en toda Europa hay iglesias con cúpulas igualmente redondeadas. ¿Quizá creyeron que las dos columnas que hay a ambos lados son minaretes? Si tan amantes son de la fe y las esencias patrias, ¿cómo no fueron capaces de identificar enseguida la iglesia de San Carlos que aparecía en la foto que ilustraba la noticia? A ver si, ahora, algún majara incapaz de captar las ironías y las sátiras pedirá que se derribe inmediatamente esa enorme mezquita que hay en el Vaticano, en la plaza de San Pedro.
Exigen que se derruya inmediatamente la mezquita de la Karlsplatz de Viena