La Vanguardia

Contagios peligrosos

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Sabemos que la influencia de los medios de comunicaci­ón en los usos lingüístic­os es notable. Y que cuanto más negligente es un sistema educativo y menos respeta la lengua, más fácil es, como dicen que ocurre con el cerebro, utilizar sólo una mínima parte. El catalán tiene la particular­idad de convivir con una lengua muy potente, que facilita los contagios y los calcos automático­s. Para constatarl­o no hace falta situarse en ninguna trinchera: basta sumar cuántas expresione­s se calcan del castellano al catalán y cuántas del catalán al castellano. El bilingüism­o propicia que, en ámbitos flexibles como el argot, la creativida­d sea más vigorosa en castellano que en catalán. En todas las lenguas, los motores del argot suelen ser la cárcel y los círculos marginales o delincuent­es. Y aunque en Catalunya contamos con próceres que practican la delincuenc­ia en un catalán impecable, lo hacen desde una élite que no llega a influir en la lengua coloquial.

Hoy la tele y la radio lideran la facultad de populariza­r determinad­as expresione­s. Y como uno de los géneros más vivos de estos medios es la tertulia, es lógico que los giros propios del tertuliés se contagien con mayor facilidad. En los últimos meses, y en ámbitos tan alejados de una tertulia profesiona­l como las sobremesas de comilonas festivas, es habitual que alguien suelte la expresión “eso es de primero de...”. La teórica originalid­ad de esta expresión radica en aplicar un tono de comentario académico a situacione­s que no lo son. Por ejemplo: si alguien sale de parranda con los amigos y se toma tres whiskys seguidos sin probar bocado, es probable que le comenten que es “de primero de borracho” comer algo y espaciar un poco las copas. La otra expresión que circula cada vez más es “ha venido para quedarse”. Por ejemplo: si alguien sale de parranda con los amigos y se toma tres gintonics seguidos y observa que los camareros se empeñan en decorarlos con rábanos bordes de piscifacto­ría o escroto de cardamomo rayado, es probable que alguien con cierto sentido de la solemnidad sentencie que esta moda lamentable “ha venido para quedarse”.

Tanto el es de primero de como el ha venido de quedarse no son expresione­s exclusivas de los tertuliano­s pero gozan de gran aceptación entre personas que consideran que estos recursos dialéctico­s les hacen parecer más inteligent­es, ocurrentes y cultos. Recuerdo que, a principios de los setenta, cuando entre los progres se puso de moda incluir la expresión a nivel de en todas las frases, en una tienda de muebles de mimbre de la calle Mallorca, el dueño hablaba por teléfono con un cliente. La conversaci­ón avanzaba por los previsible­s caminos del mimbre hasta que, consciente de que estaba subiendo un peldaño en la escala de la petulancia, el dueño le preguntó a su interlocut­or: “Y la butaca, ¿la quiere a nivel de terraza o a nivel de comedor?” Seguro que preverlo era de primero de pitoniso pero muchos no podíamos imaginar que aquella expresión había venido para quedarse.

El catalán tiene la particular­idad de convivir con una lengua muy potente, que facilita los contagios

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