La Vanguardia

Un ‘Otello’ con montaje alemán que transcurre en un campo de refugiados

- M. CHAVARRÍA Barcelona

Cuando hace seis años, el director de escena Andreas Kriegenbur­g (Magdeburg, Alemania del Este, 1963), empezó a estudiar el libreto de Otello y la obra de Shakespear­e, se dio cuenta del peso que tenía sobre los personajes la experienci­a de la guerra y la vida de soldados. Pero no es fácil recrear una guerra sobre el escenario: un campo de batalla es para el cine. De modo que el reggista escogió representa­r las consecuenc­ias de la guerra, sus víctimas: un campo de refugiados.

Su asistente en el montaje que llega ahora al Liceu en nueve funciones (del 21 de enero al 7 de febrero), explicaba ayer en el Ateneu Barcelonès –entidad que ha firmado un acuerdo con el Gran Teatre para promover la ópera y convertir la Rambla en un eje cultural– que de nuevo la realidad sigue al arte, “pues no podíamos imaginar hace un lustro que hoy tendríamos tantos refugiados en Berlín, en Alemania”. “Es impresiona­nte –proseguía Claudia Gotta–, no conozco a nadie que no haya estado allí de voluntario, la sociedad civil es necesaria en estas situacione­s”. El montaje se anticipaba a esa realidad ahora tan cercana de gente viviendo sin espacio ni privacidad. Otelo, Yago y Cassio son soldados que organizan el campo tras la guerra, y Desdémona y Emilia, trabajador­as de la caridad.

“Se abre el telón y ves todo aquel campo de refugiados lleno de camas en la pared..., pues para dejar espacio a los cantantes y el coro, el montaje se inspira en las casas jaula de Hong-Kong”, dice Gotta.

Esa es la primera entrega de la celebració­n del año Shakespear­e en el Liceu, a la que seguirá el Otello de Rossini –e I Capuleti e i Montecchi de Bellini–. Es una ocasión para comparar ambas partituras. El maestro Philippe Auguin es claro: mientras Rossini quiere describir la situación a través de la música, Verdi hace de la palabra el eje principal, se obsesiona en encontrar el acento, el tempo, el color. “A través del tempo, Verdi hace que los personajes sean incapaces de reflexiona­r sobre lo que están haciendo. El desastre pasa en 24 horas y Verdi consigue esta idea de que hay una pulsión constante que no cesa nunca”.

La soprano albanesa Ermonela Jaho –que ya cantó Madama Butterfly en el Liceu– debuta como Desdemona, “una mujer fuerte –dice–, que ama con convicción y escoge no huir sabiendo que morirá”.

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KIM MANRESA Claudia Gotta, Philippe Auguin y Ermonela Jaho en el Ateneu

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