Lucho, Zidane y el dorado Messi
Cada temporada tiene fases y episodios singulares, y de esta se va a recordar en especial la secuencia de acontecimientos del mes de enero. La última noticia es el palo de la FIFA a Real Madrid y Atlético por infringir la normativa sobre traspasos de menores de 18 años. Ahora resulta que la Masia no se lleva la exclusiva de las sanciones y la prohibición temporal de fichajes. Todo un regalo para blancos y colchoneros, sobre todo para Zidane, salvo que corran a fichar antes del día 31.
Hasta esta noticia, los puntos clave de enero habían sido la tensión de los enfrentamientos entre Espanyol y Barça, el quinto balón de oro para Messi y la caída de Rafa Benítez y el acceso de Zidane al banquillo blanco. En cuanto a los derbis y clásicos, Barça y Madrid siguen protagonizando los grandes duelos, con permiso del Atlético. Pero es lógico que equipos con menos presupuesto y fondo de vestuario traten de encaramarse al podio a la menor oportunidad. Es lo que intentó el Espanyol en los tres partidos contra el Barça, pero con escasa fortuna y exceso de tensión y pancartas.
Nada justifica que estos equipos vivan sus choques convirtiendo el túnel de vestuarios en un saloon del Oeste y el terreno de juego en un nuevo episodio de la guerra de las galaxias. Estuve en Cornellà el 2 de enero y oí con profundo desagrado los alaridos de la selva con que una parte del público recibía a Neymar cada vez que se acercaba a la banda o al córner. Y estuve en el Camp Nou el día de Reyes y oí asimismo muy contrariado como también aquí una parte del público les cantaba a los pericos eso de “a segunda, oé, a segunda, oé”, en cuanto el marcador se puso a favor, tras el gol inicial de Caicedo. Mal. La pasión ha
La FIFA sanciona a blancos y colchoneros con un palo similar al que ya se padeció en la Masia
de ser siempre compatible con el respeto al rival.
En todo caso, si el tropiezo de Anoeta supuso para el Barça un momento clave en la temporada pasada, en esta los episodios de enero también lo serán, en sentido positivo. Y puede decirse que el hilo conductor pasa por Luis Enrique. El año pasado, Lucho aprendió pronto la lección, y por eso pudo evitar choques con sus jugadores y que su trayectoria se torciera, como le ha pasado a Rafa Benítez. Zidane afronta ahora el mismo reto.
Para Lucho, en cambio, su asentamiento en el banquillo queda plasmado en los cinco títulos conseguidos en 2015. Y de ahí deriva, a su vez, el quinto Balón de Oro para Messi. Lo merecía en cualquier caso, pero lo que lo hace indiscutible es el balance del delantero argentino durante el año pasado. Su rendimiento explica sus cinco Balones de Oro, que le convierten en un lingote futbolístico. Ha sido un mes casi redondo para Lucho, porque encima le han dado el título de mejor entrenador. ¿Qué más podría pedir?