La Vanguardia

Messi rescata al Barça ante el Málaga (1-2)

El crack arregla el desaguisad­o tras una primera parte para olvidar

- CARLES RUIPÉREZ

Messi arregló el desaguisad­o. Leo redimió al Barcelona, lo sacó de la trampa del Málaga y en el agujero que los propios blaugrana se habían cavado en una primera parte nefasta complicánd­ose de mala manera un partido que se les había puesto de cara en el primer minuto. El diez, de tijereta, evitó que el campeón terminase hecho unos zorros en La Rosaleda. El mejor futbolista del mundo lavó el rostro de un equipo en el que Vermaelen y Adriano dieron su peor cara para dar tres puntos que deben servir para que la imagen de la primera parte se entierre definitiva­mente.

Ya van dos partidos de Liga seguidos en los que todo lo trabajado y preparado por el rival durante la semana se va por la borda nada más echar a rodar el balón, en la primera jugada. Como ocurrió con el penalti y la expulsión de Gorka en la primera aproximaci­ón que arruinó el duelo al Athletic y facilitó la goleada 6-0, el Barcelona vio como el encuentro se le puso a favor en La Rosaleda a las primeras de cambio. Un extraordin­ario pase de Messi pilló con el paso cambiado a la defensa del Málaga, Luis Suárez encaró a Kameni, que repelió el centro-chut con la pierna, pero el balón se quedó muerto en el área, donde Munir –una de las sorpresas de un once poco previsible de Luis Enrique– empujó a la red y alargó a la Liga su idilio con el gol de la Copa.

El Barça sólo había podido marcar un gol en 270 minutos al Málaga de Javi Gracia y en 63 segundos ayer ya tenía el 0-1 en el marcador. Habían conseguido los blaugrana el tesoro antes de lo imaginado. En un abrir y cerrar de ojos, ya tenían aquello que tanto sudor, sufrimient­o y tiempo le había costado al Barcelona ante el candado defensivo ideado por Gracia.

Curiosamen­te se adaptó mejor el Málaga al nuevo partido que se dibujaba que el Barça. Los locales, que pensaban en defender con uñas y dientes el 0-0, se fueron a por el empate, mientras los de Luis Enrique no se aclararon para controlar y dormir el panorama tan ventajoso que tenían ante sí. Entraron en una confusión inexplicab­le, incapaces de sacar el balón desde atrás. La empanada mental se fue contagiand­o de unos a otros en el juego de los despropósi­tos. Empezó con un Vermaelen, sustituto de Piqué, que no daba una a derechas. Tampoco tuvo su día Adriano, en el

MUNIR, DE LA COPA A LA LIGA Los blaugrana, que sólo habían marcado un gol al Málaga en 270 minutos, anotaron a los 63 segundos SALVADOR La empanada fue general y la confusión era inexplicab­le hasta que Leo salvó el triunfo de tijera

puesto de Alba. Después pasó a Bravo, desacertad­ísimo con los pies. Mascherano contribuía al lío. Hasta Busquets estaba desconocid­o. En cada pase retrocedie­ndo el juego metían en un problema al compañero, sin poder superar la presión del Málaga, que cada vez estaba más arriba. Y lógicament­e, los locales estaban crecidos mientras el Barça se encontraba perdido en el campo.

El partido se jugaba totalmente en el campo del Barcelona, que no tuvo tiempo de echar de menos a Neymar porque no se acercaba a Kameni. El desaguisad­o era monumental. Y entre el poste y Bravo sacaron la primera gran ocasión de Castro. Después fue una pifia de Vermaelen la que habilitó un dos contra uno de Juanpi y Charles frente al portero del Barça, pero los delanteros se durmieron y llegó Mascherano al rescate. A la tercera nadie salvó al Barça. El enésimo error en la salida no lo perdonó Juanpi.

El partido volvía a empezar después de media hora lamentable blaugrana en la que cayó una y otra vez en la trampa de Gracia. Pero justo antes del descanso, el Barcelona, casi sin merecerlo, pudo volver a adelantars­e. Fue gracias a una recuperaci­ón. Weligton se equivocó y entregó el esférico a Suárez en el círculo central, y Messi organizó una contra, Munir chutó, Kameni no pudo alejar el peligro y Torres le sacó un gol cantado a Leo.

Luis Enrique retiró a Vermaelen en la reanudació­n, y el Barça salió mentalizad­o a enmendar la papeleta. Y volvió a marcar rapidísimo, cuando el Málaga aún no estaba asentado. Necesitaba el equipo a su crack, y la estrella no le falló. Se requería una dosis de imaginació­n, y el mago apareció. Pudo haber anotado el diez en una falta ideal provocada por Suárez, pero su rosca no sobrepasó la barrera. En cambio, sí acertó al inventarse un remate de tijera entre los dos grandes centrales para culminar un centro de Adriano al corazón del área y derrumbar el muro de Kameni. Una vez más el mejor jugador del mundo solucionab­a un problema, se vestía del señor Lobo para sacar al Barça de un atolladero. Un Barcelona que también necesitó al final de Bravo, que hasta en tres ocasiones defendió tres puntos muy sufridos y que el campeón casi echa a perder en una primera mitad para olvidar. En cambio, Messi siempre es para recordar.

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Turan, celebró el tanto con rabia después de que el Barça se viera superado
por el Málaga en varias fases del partido. El crack
argentino, como el resto de sus compañeros, no estuvo especialme­nte...
DANIEL TEJEDOR / AP El gol del triunfo. Messi, en la imagen junto a Arda Turan, celebró el tanto con rabia después de que el Barça se viera superado por el Málaga en varias fases del partido. El crack argentino, como el resto de sus compañeros, no estuvo especialme­nte...

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