El modelo comercial de Barcelona
HACE años que Barcelona se debate por apostar entre el comercio de proximidad o los grandes centros comerciales. De una parte, están quienes defienden un modelo de ciudad basado en la vitalidad del pequeño comercio de barrio, y de otra, quienes abogan por el modelo de gran centro que facilita el consumo y a precios, en teoría, más asequibles. Hay quien sintetiza el debate entre dos modelos, el mediterráneo y el anglosajón, es decir, entre un centro muy activo y transitado a casi todas horas, o un downtown especializado en los servicios que se convierte en un desierto a media tarde.
Al debate se ha sumado ahora una radiografía del comercio en Barcelona, un censo municipal elaborado el año 2014, en el que aparecen 67.433 comercios de planta baja, el 16% de los cuales se hallaban vacíos. En cuanto a la cantidad por barrios, aparece en primer lugar el Eixample, con 13.113 establecimientos, de los cuales casi un 15% estaban cerrados, mientras que por lo que se refiere al ratio de comercios abiertos, Ciutat Vella y Gràcia se sitúan en la parte alta del cuadro (el 90% están activos), mientras que Horta-Guinardó aparece en la parte baja (sólo el 73,5% están abiertos).
Otro dato interesante que ofrece el trabajo municipal es que en Barcelona hay 10.252 bares abiertos, por sólo 1.126 librerías y unos 500 estancos. El Ayuntamiento se prepara para renovar el censo este año, con lo que tendremos una referencia sobre la evolución comercial de la capital catalana.
Ese primer censo conocido permite sacar algunas conclusiones. La primera es que la crisis económica ha castigado al pequeño comercio, el de proximidad, una parte del cual no ha podido soportar la caída del crédito ni los costes del alquiler, las tasas municipales y los servicios. El 16% de establecimientos cerrados así parece indicarlo. Una segunda conclusión del trabajo es la que se refiere al axioma de que cuanto menos comercio hay abierto, más necesaria se hace la inversión municipal. Una realidad que se hace patente en barrios como La Clota (con sólo seis comercios abiertos) o Cases Barates (con sólo 21 establecimientos). La tercera conclusión que se puede extraer es que, a pesar de las dificultades económicas, el centro de Barcelona sigue teniendo un papel de gran atractivo comercial y urbano.
Vale la pena tener en cuenta todos estos datos a la hora de debatir sobre el modelo de ciudad comercial.
Y una reflexión final a modo de pregunta: ¿podemos imaginar las calles Gran de Gràcia y de Sants con una morfología comercial similar a la actual Via Laietana?