“Actividad creativa como terapia”
“Muchos artistas han utilizado la actividad creativa como terapia”, así habla Benito Padilla, director de la galería Imaginart donde se expone Dale piso, de Lorena Rodríguez, del conjunto de instalaciones que componen la muestra. Es como si supiera o intuyera que la artista visitó territorios inexplorados de su interior. “Lorena recurre a los lenguajes plásticos para explicar su tragedia”, asegura. “Articula un discurso plástico para narrar esa tragedia”, insiste Padilla desde la butaca de su despacho, ubicado al fondo del piso superior de su galería. Habla de la obra de Lorena Rodríguez y se aventura por terrenos más abiertos. Alude a las particularidades del llamado arte moderno con palabras que pueda entender el neófito. Lo hace de un modo suficientemente comprensible como para que quede claro que, como en otras creación humana, te pueden dar gato por liebre. La obra de Rodríguez resulta para él estimable. “Me pareció interesante. Un trabajo sobre lo presente que está la violencia”, matiza Padilla, que antes de continuar la conversación aclara que la obra expuesta de la mexicana no está a la venta. Se trata de ocho instalaciones compuestas de tres elementos. Un objeto auténtico con el aspecto de estar completamente nuevo, con el envoltorio o funda original, un dibujo a lápiz de cómo podría encontrarse expuesto en un comercio y un montaje fotográfico con el objeto en cuestión usado como elemento de tortura en los que a veces aparece la figura humana y en otras, no. La modelo que aparece en alguna de las fotos es la propia Lorena Rodríguez. En ese apartado de la obra gráfica, le acompañó el reconocido fotógrafo mexicano Alan Flores.