Misterio en la comisaría
Teatro de género. Un thriller. Con muchas evocaciones cinematográficas. Desde el postureo de algunos detectives del cine negro estadounidense al misterio de Twin Peaks .Y muchos otros guiños. Es Sunday morning, la nueva obra de Carol López –la autora de Germanes o Boulevard–, que se representa en la pequeña –una cuarentena de butacas– pero exitosa Sala FlyHard de Sants.
Un montaje lleno de humor y unas cuantas sorpresas que parte de un texto que la autora y directora escribió para el Torneig de Dramatúrgia del festi- val Temporada Alta, un combate de teatreros que ha dado ya obras tan exitosas como El crèdit de Jordi Galceran. Y que ahora permite ver esta pieza en la que, respetando las convenciones del género, en una noche de tempestad entra en una comisaría de barrio un hombre empapado, Robert, justo cuando un trueno ensordecedor restalla en el cielo.
En la comisaría no hay nadie excepto Anna, que supuestamente es una administrativa pero que, en cambio, está contemplando en la pared un tablón repleto de fotos, pistas, chinchetas e hilos de colores que unen unos acontecimientos y otros, y que mientras los observa va anotando ideas y conclusiones. Robert le dice que… quiere confesar un asesinato. Ella le dice que espere a que vuelvan los policías. Y además cree que le está mintiendo porque el asesinato… no se ha podido cometer todavía.
Será el inicio de una intriga en la que lo más misterioso es entender qué sucede exactamente en comisaría. Nausicaa Bonnín e Isak Férriz, entre los que se establece, como requiere el género, una tensión sexual permanente, son los protagonistas de una obra en la que la autora reconoce mucha influencia de Twin Peaks, sobre todo, ríe, “de ese momento en el que todo el mundo parece haber matado a Laura Palmer y todo puede pasar”. “En esta obra se me ha ido la olla. Y estoy muy contenta”, concluye.