De Málaga a Bélgica
En temporadas largas, de más de 60 partidos, la pájara es cuestión de tiempo, y Málaga se ofreció para provocarla con todos los elementos: rival tradicionalmente incómodo, desgaste previo en un partido tenso en San Mamés, cambios en el once titular y horario proclive al sesteo. Superar el asunto con una victoria, aunque sea fea, aporta tres ventajas: sumar tres puntos, deprimir a los perseguidores que fantasean con un tropiezo y desarrollar cierta flagelación autocrítica en el vestuario que acaba con una promesa que cada uno es libre de creer o no: “No volverá a pasar”.
El Málaga, que tiene un entrenador pensante (además de crecido por el éxito de sus precedentes), se decidió esta vez por acorralar a Busquets, la llave maestra del juego blaugrana. Pese a recibir un gol casi antes de empezar, su equipo respondió con convicción al plan, estresando a Busquets, forzando en él errores desconocidos, desconectándole de Iniesta, Messi y de un Arda Turan apartado de todo y, lo que fue peor, contagiando a un Vermaelen que empeoró cada jugada en la que participó.
Vermaelen no se adaptó a un partido poco belga, soleado en enero y con césped seco. Descolocado
Vermaelen lo pasó fatal, y de Valdés, que puede acabar en Lieja, ya no se acuerda casi nadie
e impreciso, encima se le apareció Weligton, un peligro público que le pegó un puntapié en la cabeza que lo desnortó aún más. Luis Enrique le sustituyó en el descanso. Central zurdo de clase bloqueado por las lesiones, Vermaelen no es una mala solución para algunos partidos, aunque, como sucede con la selección de su país, suscita una escasa capacidad euforizante prácticamente desde que se retiró Ceulemans.
Un apunte final: que Valdés pueda haber escogido la liga belga para proseguir con su carrera sólo hace que confirmar que su cadena de errores desde que decidió irse es antológica. Es curioso. Nadie se acuerda hoy de Valdés pese a poseer el récord de futbolista más echado de menos anticipadamente (“¡cómo nos acordaremos de él, cómo costará llenar su vacío!”). Ter Stegen en Bilbao y Bravo en Málaga han contribuido esta semana a que se agudice el olvido.