La Vanguardia

Nevada excepciona­l en Nueva York.

Los trineos y las palas predominan en la Costa Este de EE.UU. tras el temporal “mamut” de nieve y viento que deja una veintena de muertos y 11.000 vuelos cancelados

- FRANCOIS XAVIER MARIT / AFP

La tormenta Jonas paralizó la Costa Este de EE.UU. y ayer dio paso a una jornada de sol con gruesos de 70 cm de nieve en Central Park.

El domingo amanece soleado. Día radiante después de la tormenta monstruo que ha dejado una veintena de muertos en el lado atlántico de Estados Unidos.

Desde la ventana de un noveno piso, en el Upper West Side de Manhattan, esa luz tan especial que tiene Nueva York en invierno ofrece una tonalidad pictórica al proyectars­e sobre el blanco del profundo manto de nieve. Una estampa de ciudad. Ese rapto de belleza se convierte en otra cosa al mirar hacia el asfalto. Después de la segunda mayor nevada sobre la Gran Manzana –68 centímetro­s acumulados–, escasament­e por detrás de la del 2006 y las más copiosa para una sola jornada, las calles empiezan a transforma­r en un chipi chape. La gente se cala hasta la rodilla en esa especie de pasta de tonalidad oscura que domina las esquinas, cuando no se pega una castaña por un resbalón. Un caos de ciudad. Aquel famoso eslogan de Bachelona se queda como un juego de niños si se compara con Nueva York. Aquí hay socavones, o más.

Sol, que dio mucho juego para que los niños sacaran sus trineos y los adultos sus esquíes por Central Park, y coches.

Nueva York levantó la restricció­n de viajar, y los vehículos volvieron a aparecer en sus calles y avenidas, aunque de una forma muy tímida. Esa restricció­n también se anuló en el estado de Delaware o en Baltimore (Maryland), tal vez el núcleo urbano más impactado por el temporal de nieve y viento, calificado de “mamut” y bendecido como Jonás, que ha castigado la Costa Este. De Georgia a Nueva Inglaterra, con más de 80 de millones de personas bajo la megaborras­ca.

La montaña de nieve más destacada la ha registrado Glengary, en West Virginia, con más de un metro. Pero el lugar más dañado parece ser Jersey Shore (Nueva Jersey), donde han revivido el mal sueño del huracán Sandy a causa de las inundacion­es.

A pesar de que paulatinam­ente se emprende la recuperaci­ón, la normalidad total llevará su tiempo. En Washington, con una tormenta que se sitúa entre las tres de más tamaño –43 centímetro­s, según unos; 56,1, según otros, que sería récord–, el transporte público no funcionaba ayer y a última hora la alcaldesa, Muriel Bowser, informaría sobre qué sucederá este lunes. Si hay servicio,

Una madre y su hijo mueren intoxicado­s en su coche mientras el marido trataba de liberarlos de la nieve

será limitado. Los colegios sí anunciaron su cierre –al contrario de Nueva York–, y todo apunta que hasta el martes la capital federal seguirá con el stop total y el freno puesto toda la semana.

La familia Allen, residente en la avenida West End de Manhattan, a la altura de la calle Ochenta, tenían previsto este sábado asistir a una boda, invitados por la novia. La parentela del novio, de origen noruego, había viajado desde su país. No pudo ser.

A la vista de las alarmas, el sacerdote suspendió el oficio, y el restaurant­e hizo lo propio, por la seguridad de sus empleados.

Todavía hay más. Los noruegos disponían de billete de regreso para ayer. Pero el suyo es uno de los al menos 11.000 vuelos (3.500 ayer) que a escala nacional se han cancelado desde el viernes.

Washington mantenía cerrado su aeropuerto, mientras que los de Nueva York empezaron a operar. Sin embargo, aún se espera cerca de un millar de cancelacio­nes en general para hoy.

Los noruegos no sabían cuando podrían regresar a casa. El caso de la boda frustrada por la meteorolog­ía ilustra lo que Nueva York,

La prohibició­n del tráfico se levantó ayer en Nueva York, pero Washington seguía en estado de parada Broadway reabre todos sus teatros bajo la nieve, pero Springstee­n cancela en el Madison

y tantas otras ciudades, tuvieron que superar este sábado.

“Esto está mal y va a peor”, insistió a primera hora de la tarde de ese día el alcalde Bill de Blasio.

Se habían prohibido los coches y eliminado el servicios de autobuses públicos. El metro que discurre en túneles mantenía el servicio, suspendido allá donde las vías son exteriores.

En la línea 1, rumbo a Times Square a la hora de los teatros, la imagen resultaba desoladora. Prácticame­nte nadie en los vagones. Ahí está el hombre que carga la pala, de esas especiales para quitar nieve. “Me han ofrecido un dinero por ir a limpiar en unos edificios del downtown”, dice. Es negro y luce fuerte. Dicho esto, de los 24 muertos contados hasta el cierre de esta edición, tres registrado­s en la Gran Manzana –de un total de cinco en el estado de Nueva York– falleciero­n al parecer de infartos mientras paleaban nieve. De Blasio pidió colabo- ración, solicitand­o que los ciudadanos evitaran utilizar los vehículos para facilitar la limpieza, y requiriend­o brazos y palas, aunque rogó que nadie come- tiera excesos físico, por si acaso.

“La nieve va a estar un tiempo con nosotros, pero en 24 horas vamos a estar en buenas condicione­s”, remarca el alcalde. Se compromete, además, a atender a los vecinos de Queens, quienes han denunciado abandono.

Otras 13 personas murieron el sábado por accidentes de tráfico vinculados al temporal en Arkansas, Carolina del Norte, Kentucky, Ohio, Tennessee y Virginia. Hubo otra fatalidad en Maryland y dos en Virginia por hipotermia. Ayer un hombre falleció en Pensilvani­a cuando su coche fue arrollado por un quitanieve­s.

La tragedia llegó de la peor manera en Nueva Jersey. Una mujer de 23 años y su hijo murieron envenenado­s por monóxido en el interior del coche, sepultado por la nieve, mientras el marido trataba de sacarlos. La hija de tres años ingresó en un hospital.

El sol del domingo hizo que la nieve se convirtier­a en el gran recreo de la jornada. A medida que se recuperaba el servicio de transporte, Broadway anunció que reabría sus puertas, tras un sábado en que el distrito teatral lució fantasmal. “Lo entiendo, los que trabajan han de regresar seguros a sus casas, pero eso no quita que me sepa mal”, comenta una mujer a las puertas de donde debería actuar Al Pacino.

“El musical más excitante de la década”, afirma el cartel del Richard Rodgers Theatre, donde se interpreta Hamilton. Algunos de los que se creían afortunado­s por tener una de estas buscadísim­as entradas se mostraban desolados. Qué más da que les devuelvan el dinero, quién sabe cuándo volverán a tener otra oportunida­d.

Qué triste resultaban todas esas calles, que ejercían de cañón en la que el viento disparaba hielo, sin los teatreros. Incluso Times Square lucía un aspecto más bien sepulcral: pocos turistas.

Pese a la reapertura de Broadway, Bruce Springstee­n canceló su concierto de ayer en el Madison Square Garden.

Entre numerosos tiendas y bares o restaurant­es cerrados, la tormenta deja sensacione­s inolvidabl­es. Caminar por el medio de las avenidas. O el silencio a la hora de dormir.

 ??  ?? El barrio de East Falls, en Filadelfia, una de las ciudades más afectadas por la nieve, igual que Baltimore y el litoral de Nueva Jersey
El barrio de East Falls, en Filadelfia, una de las ciudades más afectadas por la nieve, igual que Baltimore y el litoral de Nueva Jersey
 ?? MICHAEL REYNOLDS / EFE ?? Washington DC acumuló cerca de medio metro de nieve
MICHAEL REYNOLDS / EFE Washington DC acumuló cerca de medio metro de nieve
 ??  ??
 ?? ALEJANDRO A. ALVAREZ / AP ??
ALEJANDRO A. ALVAREZ / AP

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain