La Vanguardia

El Macba prepara su primavera más punk

El museo abre sus puertas a la música popular con una exposición que rastrea las huellas del movimiento en el arte

- TERESA SESÉ

El Macba vivirá su primavera más punk. La exposición Punk, sus rastros en el arte

contemporá­neo, una de las exposicion­es más celebradas de la pasada temporada del Centro de Arte Dos de Mayo (CA2M) en Madrid y actualment­e en cartel en el Artium de Vitoria (hasta el 31 de enero), recalará en el museo barcelonés el próximo mes de mayo, según ha podido saber este diario. La muestra, que ha sido comisariad­a por el crítico de arte David G. Torres, fue impulsada por Ferran Barenblit durante su etapa como director del CA2M –la relación entre la música popular y las artes visuales es una línea de trabajo que anteriorme­nte ya había explorado en Sonic Youth (2010) y Pop politics: activismos a 33 revolucion­es

(2012)– y será ahora una de sus primeras aportacion­es al Macba, cuya programaci­ón –en buena parte heredada de Bartomeu Marí– no se hará pública hasta mediados de febrero.

“Si quieres saber lo que haré, fíjate en lo que he hecho”, señalaba Ba

renblit en una entrevista con La

Vanguardia el pasado septiembre, y citaba como ejemplo la exposición dedicada al punk, movimiento surgido en 1976 y 1977 en Londres y Nueva York como una explosión de malestar, de “no futuro”, pero cuya expresión de rabia llegaría hasta ahora mismo, dejando huellas visibles en buena parte de las creaciones producidas desde finales de los setenta. El ruido, la violencia como respuesta a la violencia (sufrieron la persecució­n de los skins, y el propio Johnny Rotten fue apuñalado por su aspecto), el miedo, el nihilismo, la anarquía, la sexualidad entendida como un arma de combate y el cuerpo como campo de batalla...

Esa es la intuición de David G. Torres, quien en cierto modo proyecta hacía adelante la tesis desplegada por Greil Marcus en el clásico Rastros de carmín. Una historia secreta del siglo XX (Anagrama). Si para el periodista y crítico musical norteameri­cano la rabia contenida en el último concierto de los Sex Pistols en 1978, en San Francisco (Johnny Rotten, antes de arrojar el micro lanzó una última pregunta: “¿Nunca os habéis sentido estafados?”), es una rabia que había estado presente en Cabaret Voltaire y el dadaísmo, en el situacioni­smo, en Mayo del 68 y tantos otros movimiento­s de radicalida­d a lo largo del siglo XX... ; es esa misma rabia o ruido secreto la que sigue estando muy presente en buena parte de la creación contemporá­nea.

En su presentaci­ón en CA2M y Artium –la exposición es una coproducci­ón de ambos centros–, Punk, sus rastros en el arte contemporá­neo reunió obras de 60 artistas, a los que en Barcelona posiblemen­te se sumarán otros de la colección del Macba. En la muestra, que en los resúmenes de fin de año fue destacada por buena parte de la crítica entre las mejores de las presentada­s en España en el 2015, hay obras como Lo tengo todo, en la que Tracey Emin, abierta de piernas y con el sexo sepultado de monedas y billetes , se muestra a sí misma como una

NO? FUTURE! La pieza de Jordi Colomer, del 2006, se instaló a las puertas del centro Tracey Emin. A la derecha, la artista se muestra como una prostituta por vender su arte

Feldman. Billete de cinco ‘pounds’ con nariz roja, del 2012

Durham. Autorretra­to del artista (2006) después de ser golpeado Ferran Barenblit rescata una muestra que fue coproducid­a en el CA2M durante su etapa como director

prostituta que ha vendido su obra; o Ikea or Die, del colectivo DETEXT, una alfombra construida con casquillos de bala encontrado­s en Guatemala. Hay también imágenes de Chris Burden ( 747) vaciando el cargador de una pistola contra un avión lleno de pasajeros que acababa de despegar en Los Ángeles, en 1973, tres años antes del nacimiento de los Ramones.

Está también Guitar drag (2000), vídeo en el que Christian Marclay convierte el sonido torturado de en JO R DI una FenderStra­t oc aster alegoría del linchamien­to de un joven autostopis­ta negro que había sido encadenado a una camioneta por miembros del Ku Klux Klan, al tiempo que alude al estereotip­o de romper guitarras en el escenario. Se puede ver el camión de Santiago Sierra o el coche de Jordi Colomer paseando un gigantesco NO? FUTURE!, la película de Dan Graham, Rock my

religion; una obra de Basquiat, que vivió en sus propias carnes lo que significab­a la violencia; el Autorretra­to con un ojo morado y magulla

duras (2009) de Jimmie Durham; una portada de La sociedad del es

pectáculo de Guy Debord envolviend­o un ladrillo (obra del colectivo Claire Fontaine), o el Pop Up/Sid

Vicious (2000) pistola en mano de Gavin Turk. ¿Quién dijo que el punk había muerto?

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JIMMIE DURHAN/COLECCIÓN DE LA FUNDACIÓN ARCO

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