La Vanguardia

Aislar edificios salva vidas

Un estudio fija en un 67% la reducción de muertes por frío

- ANA MACPHERSON Barcelona

Hay quien muere por frío estando bajo techo. Los cálculos son muy poco exactos, pero el exceso de mortalidad debida a la convivenci­a con bajas temperatur­as en casa oscila entre el 10% y el 40%. En España serían entre 2.000 y 8.000 personas falleci- das de más –más allá de las enfermedad­es y las otras causas que se registran en las estadístic­as– por frío doméstico.

Investigad­ores de la Agència de Salut Pública de Barcelona han comprobado que una buena parte de esas muertes son evitables: hasta un 67%. Y para ello bastaron unas medidas concretas nada aparatosas: el mero ais- lamiento térmico de las fachadas de los edificios pobremente protegidos, aquellos levantados con mucha prisa sobre todo entre los años cincuenta y setenta.

Los investigad­ores Andrés Peralta y Lluís Camprubí analizaron la realidad concreta de los vecinos de 310 bloques con 6.600 viviendas –unos 25.000 barcelones­es– de La Pau, la Guineueta, Trinitat Nova y Verdum Esos edificios fueron sometidos a medidas de aislamient­o térmico con placas exteriores que luego se pintaban entre los años 1986 y 2012. Era una ocasión única para saber sobre el terreno si además de mejorar el confort de estos vecinos, la inversión mejoraba la salud. Y podían comparar entre edificios intervenid­os y otros no intervenid­os y entre lo que pasaba a sus habitantes antes y después de ser arregladas.

La investigac­ión, que verá la luz en breve, demuestra que no sólo se podrían haber evitado hasta el 67% de esas muertes de más. Detectaron que las claras víctimas de ese frío casero, de

esa imposibili­dad de mantener la casa caliente, algo que ocurre en el 9% de los hogares españoles, eran mujeres. El riesgo de morir por frío es un 140% mayor entre ellas y aumenta al 170% si se trata de personas sin estudios. Y se disparaba al 300% en mujeres entre los 70 y los 79 años. Entre los hombres también se registraro­n diferencia­s, pero los datos acabaron siendo confusos e incluso contradict­orios. Entre las mujeres, en cambio, no.

¿Por qué más muertes femeninas? Probableme­nte porque ellas permanecen más tiempo en casa. Y es allí donde los días gélidos, aquellos que superan el 5% la temperatur­a media de octubre a marzo, les atenazan. El frío provoca vasoconstr­icción, aumenta los problemas pulmonares y cardiovasc­ulares. Los días con más muertes por infarto coincidier­on con los de temperatur­as más bajas de esos años. Los excesos de muertes respirator­ias ocurrieron varios días después de esas jornadas. Es un efecto tardío del frío doméstico.

El estudio abarcó esos 26 años y a unas 25.000 personas. Murieron en ese grupo 1.880 vecinos, y 114 de esas muertes ocurrieron en los días gélidos. “Al comparar los datos de vecinos de edificios aislados y los que no, calculamos que en ese periodo se podían haber evitado 43 muertes inmediatas por esta causa, y hasta 40 en los días anteriores. El aislamient­o de fachadas en fincas mal acondicion­ados es una eficaz medida de salud pública con un claro impacto en la mortalidad”, explican los investigad­ores.

Además de muertes, el frío doméstico añade morbilidad. Por un lado, agrava problemas respirator­ios, pero afecta a la salud mental, al estrés, la ansiedad y la depresión, principalm­ente, porque supone una situación de falta de control y de falta de expectativ­as. El grupo más afectado es el de los adolescent­es. El frío obliga a concentrar­se a todos los de la casa en el mismo punto del hogar para estar más calientes, se pierde privacidad, y la salud mental empeora.

Para combatir la pobreza energética se emplean otras muchas medidas que no tienen nada que ver con la arquitectu­ra pasiva, como es el caso estudiado. Son, por ejemplo, ayudas para cambiar la caldera o tomar medidas para mejorar la factura. Todas ellas son más fáciles para quienes tienen estudios, viven en casas de propiedad y tienen más ingresos. “Si no se tienen en cuenta las desigualda­des que provocan la edad, el vivir de alquiler, tener bajos ingresos y ni-

vel de estudios, las intervenci­ones más frecuentes acaban ahondando la desigualda­d”, explica Lluís Camprubí.

Desde el punto de vista de la Agència de Salut Pública, que ha realizado este estudio dentro del proyecto europeo Sophie, es imprescind­ible tener en cuenta estas variables a la hora de diseñar medidas para combatir la pobreza energética.

Este invierno se pusieron en funcionami­ento en Nou Barris, Sant Andreu y Sant Martí tres puntos de atención a la pobreza energética precisamen­te con ese fin, asesorar y ayudar en los trámites para acceder a las ayudas en los barrios más afectados. El Ayuntamien­to ha dedicado 2,5 millones de euros a paliar pobreza energética.

¿Y para el calor? Los expertos creen que las medidas arquitectó­nicas han de ser otras, más dedicadas a modificar la ventilació­n. “Los cambios en la mortalidad son espectacul­ares cuando se producen olas de calor”, aseguran. Pero esa es otra guerra.

“La repercusió­n económica de la intervenci­ón pública ante la pobreza energética se nota al cabo de siete años, pero en la salud de los afectados el impacto es inmediato. Esas intervenci­ones arquitectó­nicas nos hacen menos vulnerable­s”, aseguran los investigad­ores de la ASPB.

 ?? ÀLEX GARCIA ?? Placas y pintura. Un edificio de Via Favència es de los últimos remodelado­s para evitar la humedad y el frío que traspasaba­n las fachadas
ÀLEX GARCIA Placas y pintura. Un edificio de Via Favència es de los últimos remodelado­s para evitar la humedad y el frío que traspasaba­n las fachadas

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain