Guitarra electrizante
Bryan Adams, que actúa en el Palau Sant Jordi
El rockero canadiense Bryan Adams está en plena gira de presentación de su último disco, Get up, toda una declaración musical y también una demostración palpable de que sigue teniendo muchas cosas que decir, hacer y cantar.
Afinales de octubre publicó su nuevo disco, Get up, toda una declaración musical y también una demostración palpable de que él, Bryan Adams, tiene muchas cosas que decir, hacer y cantar. El rockero canadiense (1959) está en plena gira de presentación del mencionado disco, y en esta ocasión ha regresado al formato eléctrico y con banda completa –“es un tour rockero”, asegura–, tras los periplos acústicos de los últimos tiempos (hace dos años, por ejemplo, en el Festival de Cap Roig). En un formato u otro, Adams sigue manteniendo un listón de entrega y empatía indiscutibles tal como se podrá comprobar en su minigira española, que arrancó anoche en Granada y finalizará el próximo sábado en el Palau Sant Jordi (21.30 h).
¿Ningún atisbo de nostalgia cuando mira hacia el pasado, cuando se ve como una superestrella en los ochenta? No, para nada. Siempre pienso en la cantidad de cosas importantes que tengo que hacer, y no tengo tiempo material de recrearme en aquellos años. La nostalgia no sirve para hacer música viva.
Bastantes colegas suyos no dudan en vivir de esa nostalgia.
Ya, ya. Mire, mi disco anterior a este Get up fue uno que se podría encuadrar perfectamente en esa mirada hacia atrás, que era de co
vers de temas de Chuck Berry, Beatles, Dylan o John Fogerty, y que no me interesaba nada. Pero pude hacerlo porque el estudio donde lo grababa estaba justo a un paso del otro donde estaba trabajando con Jeff Lynne este Get
up. Ese pensamiento fue el que me dio el ánimo para seguir adelante.
¿Por qué lo hizo? Dicen de usted que ha vendido decenas de millones de discos... debe de poder elegir. No he vendido tanto como se dice, ni mucho menos. Lo de poder elegir es complejo; las estrategias empresariales a veces no son tan evidentes como uno se imagina. Y es que si acabé haciendo aquel álbum de versiones, Tracks of my
years, fue porque mi mánager y mi discográfica me lo pidieron, no porque me apeteciera especialmente ni mucho menos.
Habla de Jeff Lynne, toda una leyenda de la música como miembro de la Electric Light Orchestra. ¿Qué tal fue la química con él? Le dije a un amigo común que si le veía le diese recuerdos míos; al poco me dijo que Jeff quería verme si algún día iba a Los Ángeles y así. Al vernos finalmente no tardó en decirme si quería que me produjera alguna canción del nuevo disco que tenía en mente. Y de producirme un tema acabó haciéndolo todo.
¿Cómo fue eso? Hicimos un tema juntos y yo me dije que eso había que continuarlo. Nunca fue mi idea que me produjera todo el álbum, aunque sí es verdad que deseaba trabajar con él desde hacía mucho tiempo. Y después de una canción me produjo otra y otra, y yo alucinaba. Se metió en el proyecto como si fuera un miembro más del grupo, y eso demuestra que es un excelente productor. Y es que además conoce la esencia del rock, de la música.
¿Cuál es? La música es pura magia.
Get up no suena mucho al típico disco de la ELO, ¿no? Eso no lo tengo que decir yo, pero la etapa musical de Jeff que más me gusta es cuando estuvo en los Traveling Wilburys como uno más de aquel glorioso proyecto
GIRA ELÉCTRICA El canadiense ha vuelto al formato eléctrico para presentar su nuevo disco, ‘Get up’
EL CONSUMO MUSICAL DE HOY “La música hoy es una vía para comercializar cosas que no tienen nada que ver con ella”
[un dream team de finales de los ochenta completado por Bob Dylan, Tom Petty, George Harrison y Roy Orbison]... creo que algo de esa energía, de esa magia, la hemos conseguido meter en este disco.
No sé si mucho o poco, pero en su carrera ha vendido infinidad de álbumes. Con la actual manera de consumir música, aquello jamás se repetirá. Jamás. El concepto de álbum corre peligro de convertirse en una rareza, porque la mayor parte de la música se comercializa y se consume a través de internet. En forma de videoclips o a través de los móviles... la música se está convirtiendo en una vía para comercializar cosas que no tienen nada que ver con ella.